En fotografía tenemos un concepto llamado \”peso visual\”, no recuerdo si ya les hablé de él anteriormente, me parece que sí, pero no fue hace poco así que vuelvo sobre él porque en estos días me permitió entender un poco más las cosas de la vida.
En una imagen, hay elementos que tienen mayor peso visual que otros. Esto, lo que hace, es llamar la atención del receptor de forma inmediata e instintiva, al menos en un primer momento sin importar cuán llamativo sea el resto de la imagen. En esta fotografía, por ejemplo, la pareja que está en la orilla del lago es lo primero que verán tus ojos, quieras o no. Luego revisarán la canoa y recién después vagarán por el paisaje para volver a la pareja.
Eso es porque el peso visual de las personas es muy grande, es decir, al ver una imagen, lo primero que llama la atención es la gente, las otras personas, o una parte de ellas si no hay una persona entera, o algo hecho por un ser humano, si no hay ninguno a la vista. Desde ya que hay más categorías de importancia bajo estas pero no me meteré con eso hoy. Lo que me interesaba recalcar es que aunque uno quiera ver la imagen a su manera, primero habrá que resolver otras cosas (como estar seguro que la gente que está ahí no son una amenaza ni que tampoco lo es el bote) para recién ahí, ya verificado eso, pueda disfrutar de los colores, el bosque e imaginar la sensación de esas personas disfrutando del atardecer de otoño idílico.
Bien vamos ahora a la anécdota. Anoche fuimos a cenar a una cervecería (si, ya casi no quedan restaurantes en la comarca, son todas pizzerías con hamburguesas que solo venden cerveza). Los amigos que llegaron antes que nosotros eligieron una mesa inmensa, para ocho personas, a pesar que seríamos cinco en total. Sabiendo que el lugar se llena, sugerí cambiarnos a una de cuatro más una silla pero no tuve quorum, así que nos quedamos ahí. Lentamente el lugar se fue llenando. Mi disconfort por ocupar una mesa grande al pedo estuvo conmigo toda la noche.
Cenamos, pagamos y estábamos a punto de irnos cuando la gente del local no lo soportó más y nos pidieron si nos queríamos cambiar de mesa a una más chica ya que había gente afuera esperando lugar. Hasta acá, la parte descriptiva.
Hoy me levanté pensando en el motivo de que no me pudiera relajar anoche. Y comprendí que aunque los meseros o los dueños no nos impidieran estar en una mesa grande (aunque sugirieron que no lo hiciéramos), eso no bastó para evitar que me sintiera incómodo por la gente que no pudo entrar al local por falta de lugar. O tuviera que cenar afuera en el jardín aunque hiciera frío (en enero se complica conseguir lugar en los restaurantes a cierta hora y más en sábado).
No encontraba una excusa válida en mi interior para que otra persona no tuviera lugar por causa de un capricho, de una demostración de poder o no sé bien qué causó lo de querer ocupar esa mesa (habiendo en principio otras más apropiadas). Y, a pesar que sabía que tenía que dejar ir el tema, no pude más que a ratos, pero volvía cuando veía entrar a alguien, mirar el local buscando un lugar y yéndose luego.
Y ahí me llegó lo de peso visual. Comprendí que me pasaba lo mismo que me pasa al ver una foto. Lo quiera o no, el sentirme causante de la insatisfacción de alguien, aunque su malestar sea mínimo y seguramente sin mayor relevancia para esa persona, atrae más mi atención que una conversación vana. Porque me acordé que la semana pasada no pude encontrar un lugar donde cenar por estar lleno otro restaurante y tuve que volverme a cocinar a casa, posiblemente. O porque no valía la pena.
Y entendí que en mi mundo, es importante tener en cuenta al otro cuando puedo, cuando me doy cuenta. Porque, desde ya, hay momentos en que ni lo registro, pero cuando lo hago pasa a ser algo importante.
Sucedió también a la mañana de ayer. Un malentendido hizo que no pudieran encontrarse dos personas para la salida a la montaña. Y no sé muy bien por qué quedé yo en medio (posiblemente porque era el único que tenía teléfono celular). Y me llamó la atención como se podría haber solucionado con un simple mensaje en el momento indicado. Algo obvio y simple. Pero no, el \”peso visual\” (al que tendría que buscarle otro nombre para esta situación, como ser, el \”punto de atención\”), decía, pero no, el punto de atención de uno de los dos fue el irse para llegar a la salida y, el del otro, esperar que el primero saliera para ir juntos.
Estoy logrando explicarme? Puedo describirles lo importante que es este \”punto de atención\” en cada momento de nuestras vidas? Se entiende por qué mientras mi punto de atención está en no chocar contra un pino mientras manejo el de mi acompañante está en disfrutar del paisaje y ninguno de los dos puede, a veces, comprender porque el otro no vive lo mismo? Si tu punto de atención es divertirte quizás es lógico que te tomes una botella de vino pero si el mío es sentirme sano posiblemente lo lógico sea lo opuesto. Y aunque presionemos, justifiquemos y obliguemos, va a ser casi imposible cambiar eso.
Por eso, no es que me hago rollo, no es que sos superfluo, tampoco que sos vanal ni materialista, no es que sos una idishe mame, un hippie roñoso o alguien importante y responsable de lo que hace. Es que tenemos distintos puntos de atención en nuestras vidas que nos hacen ver las cosas desde otro punto y medirlas con varas diferentes.
Y eso es tan inevitable como no ver la pareja de la foto. Primero lo que puede atentar contra mi supervivencia o mi bienestar. Una vez verificado eso, me relajo y disfruto. Pero si no puedo superar el primer paso, difícilmente llegue al segundo.
Siento que no llegué a ser tan claro como quería, pero no quiero seguir enchoclándolos más. Avísenme cualquier cosa e intento ejemplificarlo de otra manera.
Mi \”punto de atención\” con estos escritos es compartir con ustedes cosas que encuentro y que me parecen interesantes y aclaradoras con palabras comunes y ejemplos cotidianos. Sé que ya está todo escrito e investigado, pero cuando leo de psicología me dan ganas de suicidarme porque no entiendo nada. Lo mismo con la filosofía. Soy de palabras simples, de pensamientos claros y creo que no soy el único así sino que muchos necesitamos eso, palabras directas que pueden o no resonarnos y ya.
Así que ahora te invito a que seas más consciente de cuál es tu punto de atención en las situaciones de tu vida.
Te abrazo.
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