Esta es una fotografía de hace unos años, que suelo usar en los talleres de fotografía para ejemplificar el momento justo y el darse tiempo de esperarlo, al hacer fotografía de paisajes.
Y, hace unos momentos, buscando una imagen que inspirara la idea que tengo dando vueltas, la crucé y sentí que era esta la que debía subir. Pero, ¿por qué?
Y, volviendo a mirarla una vez más, no puedo evitar pensarme como el ciprés que está dentro del círculo iluminado, pensando que muchas veces me he sentido así, cuando atravesé esos momentos de luz, de claridad, de \”iluminación\”. Al sentirlo. Uno también puede ver el mundo que lo rodea, que necesita luz también e intenta darla, intenta aclarar el entorno y, pienso, que hasta un poquito se logra.
Pero lo que cuesta ver, es que en esa oscuridad hay personas que también pasaron por esta claridad y que ahora les toca estar del otro lado. Eso significa que seguramente también volveré a perder la claridad en algún momento.
No creo que el camino de la conciencia plena, de la iluminación, la ascensión o como quieras llamar a tu camino sea de luz permanente. Necesitamos de la sombra para iluminarnos así que cada vez que subamos un escalón, tendremos que volver a apagarnos para poder subir el siguiente.
Y me asombra que, luego de tantos años vividos y tantos escalones recorridos, en los momentos de sombra tenga momentos en los que me siento confundido, molesto, enojado, perdido, desanimado y dudando nuevamente si esto es un camino o me tomé un bondi en sentido contrario.
Aunque hay una diferencia grande y por eso escribo este texto.
Hay algo que dan los años y las experiencias y que, en este caso, podría decirse que se representa con la montaña del fondo.
Desde donde está el ciprés es imposible verla, pero a esta altura del camino, uno tiene la certeza casi absoluta de que está allí, de que hay un todo iluminado, de que tras miles de pasos algún día llegaré a Santiago de Compostela, de que tras años de subidas y bajadas cada vez estoy un poquito más alto, de que tras tantas experiencias comprenderé que lo importante es la experiencia en sí y no el aprendizaje.
Les deseo luz. Mucha luz.
Y los abrazo.
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