El tiempo.

Últimamente el tiempo vuela. O eso, al menos, es lo que siento.

Y aunque me han explicado chiquicientas veces el motivo de sentir esta sensación o he escuchado las explicaciones de por qué sucede, me sigue sorprendiendo. Demasiado. Casi al punto que duele.

Y la reacción inmediata ante un día que aparentemente es más corto ¿Cuál es? Hacer las cosas más aprisa para llegar a concretar lo que tenía previsto o lo que tengo que hacer. O sino, hacer más cosas a la vez. Y a las noches llego agotado, terminado, frito, diría.

Y cuando vuelvo en mi memoria años atrás, siento que los últimos quince años desaparecieron casi sin darme cuenta. Y no es que los pasé mal, todo lo contrario, fueron bellísimos, pero desaparecieron casi mágicamente. Mi bebé se convirtió en adulta y los palitos que plantamos en un terreno casi desierto hoy pasan los siete metros y tienen troncos gruesos y bellos.

Y escribo todo esto, porque no me gusta este ciclo de apremio, cansancio y sensación de no haber hecho nada cuando, si me pongo a contar, no es tan así.

¿Qué nos hace estar todo el día con un palo en el culo? Si, sé que algunos no lo viven tan así, están tranquilos todo el día y no sienten que la vida se pase, admito que por momentos los envidio bastante, pero se que muchos otros no.

Y siento que hay una relación entre la velocidad de mi vida y la velocidad relativa del tiempo. Si estoy tranquilo el tiempo pasa más lento, si estoy acelerado éste pasa más rápido. Aunque la lógica diría que tendría que ser al revés, que si hago más cosas más rápido, el día me rendiría más.

Me parece que encuentro entonces el error en la ecuación: el hacer no tiene nada que ver con el tiempo. Que haga mucho o poco ni siquiera cambia mi lista de cosas pendientes para hacer. Sólo cambia mi cantidad de energía disponible y lo poco presente que estuve durante el día. Y la sensación de tiempo volado al llegar la noche.

No puedo darles un cierre de todo esto aún. Salvo que:
1.- Los ítems de la lista de cosas pendientes se reproducen como conejos. Hagas lo que hagas, y completes los que completes.
2.- Si completás un ítem tu satisfacción durará hasta que veas el siguiente. O, con suerte, un poquito más.
3.- Si no completás alguna tarea no pasa nada.
4.- Si te apurás llegás más rápido pero luego perdés el mismo tiempo tratando de bajar un cambio para relajar de nuevo.
5.- Hay personas que pueden estar sin hacer nada y personas que no pueden y tienen que estar todo el día a mil. No te diría que evites cruzarte con ellas (sobre todo si sos de los que se toman las cosas tranquilamente), pero sí que estés atento a tu acelere.
6.- El tiempo, se haya acelerado o no, seguirá pasando, te guste o no. No hay pido gancho. Elegí tus batallas. Aunque la cantidad de nidos de araña tomen el techo externo de la casa, esa es, por ejemplo, una batalla que sigo aplazando hace quince años. No la elijo todavía…

Y la lista puede seguir, pero ya basta de listas.

Les dejo la inquietud.
Puede que sea sólo yo el que se sienta así.
Puede que sea una característica también del trabajador independiente o del que vive en una casa con jardín.
Puede que sea algo típico de mi signo del zodíaco o del horóscopo chino.

No lo se.
Pero ya. Necesito vacaciones.
De mi.

Espero que hayan empezado recontrabien el año. Signifique lo que eso signifique para cada uno.

Los abrazo.


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