Volví de mi paseo en el que comprendí que el personaje que represento, es decir, lo que ustedes conocen como Leo, ya no encaja conmigo. Al menos no como creí que lo hacía. Y ya no encaja con los otros tampoco. Me preguntaba por qué.

Hoy comprendí que el personaje que representamos se fue moldeando a mandatos, a paradigmas, a trompazos, armó su forma de tanto pegársela contra la pared y protegerse de los miedos, buscando la manera de no salir herido, de no vivir en el dolor, en el miedo o en la nada misma.

Explicándolo de otra manera, nuestro personaje actual tomó la forma como lo hace nuestro camino dentro de un laberinto. Ese andar no se basa en elecciones sino en restricciones, y esas restricciones son, justamente, las que nos dirigen a la salida.

Y luego de tantos años creyendo que había logrado desarmar ciertos paradigmas, ciertos mandatos, que era libre o que había llegado, al menos, a un cierto grado de libertad al planear mi camino me doy cuenta que simplemente elegí entre las opciones que me dieron o, más bien, que yo mismo me permití.

Y esta mañana, en el lado B de mi desayuno, entendí que para dejar atrás el personaje, tenemos que \”crear\” en vez de \”elegir\”.

El personaje cree lo que escucha, el alma, en cambio, se guía por lo que le resuena, lo que le resuena en el cardíaco, no en el razonamiento.

Abandonar el personaje es dejar de pretender encajar y, en vez de eso, brillar con luz propia y que esa luz sea la de todos. Ya que somos el todo mismo, pero huimos de la idea de fusionarnos por temor a perdernos. Pero una voz me dice que no es así, que somos el todo y somos el uno, al mismo tiempo.

Sé que tengo que seguir avanzando en este camino, pero quería transmitirles los primeros pensamientos, por si les aclaran un poco el panorama.

Los abrazo. Pero no desde el personaje, sino desde el ser.


Comentarios

  1. Alberto Avatar

    Para pensar!

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