Estoy en un grupo recontralindo que me ayuda a pensar en otras cosas. Entre esas cosas, salió el tema de las divisiones, los grupos, las pertenencias. Y, con todo esto, vino al toque el tema de los odios, las peleas, las diferencias, los bandos o la grieta, por ejemplo.
Y sigo sin encontrarle el sentido a pelearme con mis amigos por pensar diferente. Bah, es decir, a que nos surja un sentimiento de enemistad, de elotroesunidiota, sosunfacho o unperonachodemierda como suele decirse en nuestro lunfardo cotidiano.

Me mató el concepto ultra básico de que resonamos con lo que coincidimos, es decir, si leo un libro que dice cosas con las que concuerdo, el autor es un genio, el libro de una sabiduría inconmensurable y todo bien. Ahora, si leo un libro que dice algo que no me gusta por algún u otro motivo, desautorizo al autor o a su estado cerebral del momento o cosas así. Y desde ya que esto no pasa solo en los libros, sino también en la tele, en las redes y todo eso.

Me quedé pensando, entonces, que como a no me gusta sufrir y enojarme, no hago más que consumir lo que resuena en mi misma sintonía y de esta forma, confirmar constantemente mis teorías o darme nuevas herramientas para afirmar más aún lo que pienso.

Tons, si unos siguen a unos y reafirman constantemente y los otros siguen a otros y reafirman exactamente lo contrario, es lógico que la separación sea cada vez más grande.

Esa es la grieta.

Y los que la siguen proponiendo, manteniendo, alimentando y aumentando son también del grupo de villanos en esta película, no nuestros superhéroes.
Porque en esta película los únicos que tenemos el poder de cortar toda esta huevada somos nosotros, lo que suele llamarse “el pueblo”, pidiendo propuestas, alternativas o al menos interés. Pidiendo respeto, como contribuyentes, como ciudadanos, como humanos.

De nosotros, no de los políticos ni de los periodistas, depende que de esta grieta empiecen a crecer flores y dejen de salir las mismas cucarachas de siempre.


Comentarios

  1. Martín Avatar

    “Jain”, diría un alemán, mezclando “ja” (sí) y “nein” (no). Es inevitable que te guste aquello con lo que resonás, y que te provoque rechazo aquello con lo que no. El arte, que con esfuerzo se puede volver ciencia, reside en practicar la tolerancia, no esa hacia lo externo, como si tuviéramos que ejercitar paciencia con gente “equivocada”, sino tolerancia interna, con aquello que nosotros mismos opinamos y que nos hace saltar mal cuando nos vemos expuestos a los que no opinan como nosotros. Yendo un paso más, podemos empezar a exponernos activamente a esas opiniones diferentes, con genuino interés y humildad, y no caer en pensar que hay nada en lo que tenemos la última palabra.
    Da para más, pero creo que se entiende.

  2. Martín Avatar

    PD: ¿reemplazaste el 400 que te sacaron del auto?

    1. Nop, hasta ahi llego mi fotografia de aves lejanas…

  3. Alberto Avatar

    Coincido. Es muy difícil cambiar opiniones con los que piensan diferente. Caso contrario sería muy beneficioso y enriquecedor pobre ver las cosas desde otro punto de vista.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *