La actualidad es una especie de tren bala con doble dirección, para algunos tiene un destino prefijado y hacia ahí se dirige, para otros gira en círculo ya que siempre se vuelve al mismo lugar.

Pienso en política, en periodismo o en un empleo común, solo por nombrar unas pocas situaciones. El dueño sabe con qué finalidad se lleva a cabo tal o cual tarea, tiene objetivos que cumplir, ya sea de facturación o de producción por dar un ejemplo. El empleado, en cambio, hace lo mismo una y otra vez durante años y poco o nada cambia.

Lo divertido de esto, y acá la complicaré un poco, es que si amplío la escala y pongo al país como empresa y al dueño anterior como empleado, todo esto vuelve a validarse. El último hará una y otra vez lo mismo sin ver hacia donde se dirige.

Igual si ponemos a los países avanzados arriba y la Argentina abajo. Dos por tres caemos en la misma situación y esta se repite y se repite.

Así que no importa dónde estés, estés mejor o peor ubicado en la línea de riqueza, de trabajo o de lo que sea, no tardarás mucho en darte cuenta que seguís dando vueltas en círculos y haciendo lo mismo o algo muy parecido una y otra vez.

Por eso, lo importante de todo esto, no es intentar salir de la rutina, de la costumbre, de lo de siempre, sino  disfrutar de estos círculos. De este Yin-yang cotidiano.


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