Estaba escuchando ayer, a la tarde, a María de Ezcurra, una de sus charlas sobre el Ayurveda y la mente (ver video). Y en ellas, aparte de muchas cosas más que interesantes, en un momento habla de que muchas veces nuestros niños llaman nuestra atención solamente para que los veamos. Para que hagamos ese contacto visual con ellos, para que estemos atentos a ellos, aunque más no sea pocos segundos. Y vino a mi mente cuando decían \”Te veo\”, en la película Avatar.
Y me quedé pensando en si veo o no a la gente, comenzando por mi familia cercana y con el resto del mundo.
También en cuánto siento que me vieron durante toda mi vida, me ven ahora y cuántas cosas (muchas de ellas de forma inconsciente) he hecho y hago para lograr que me vean.
Muchas veces me sentí invisible. Muchas veces sentí que perdí mi lugar. No saber cuál era. No tener idea cuál quería que sea. Al tener hermanos, mi protagonismo duró tres años, hasta que vino el siguiente, luego hubo que pelearla a capa y espada. Y esas cosas, como dicen muchos, quedan. Y hoy recién las veo.
Supuse que no haría falta, pero me parece que no viene de más. Cuando estamos cerca de alguien, se establece una conexión de energía, la de las dos auras, la de los dos cuerpos, y a través de esa energía hay un intercambio de información que no entenderemos con el pensamiento. El caso obvio es el abrazo, ¿por qué abrazamos menos de seis segundos? Porque en ese tiempo empiezan a mezclarse las cosas, empezamos a comunicarnos más en serio aún. Inténtenlo. Con sus seres queridos. Con sus amigos. Extiendan el abrazo un poco más.
La mirada, según creo, tiene una conexión parecida, menos fuerte quizás, pero más fácil de establecer con gente no tan cercana. Dicen que los ojos son la ventana del alma. Puede que así sea, no lo sé, pero por lo pronto, genera una conexión mucho más consciente que la casual con miraditas de costado.
Y si escribo esto acá, es porque quiero invitarlos a que seamos más conscientes del vernos, de que vean a sus hijos, a sus mascotas, a su vecino, al vendedor o a quien catzos se crucen que necesite eso, que lo vean. Aunque más no sea como pareja de serie coreana que, cuando finalmente se encuentran, en vez de correr, abrazarse, besarse, se quedan parados como dos pelmazos mirándose sin decir nada. Recién ahora entiendo por qué lo hacen… 😉
Los abrazo.
Y los veo.
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