Mi mente, y espero que todas las mentes, muchas veces hacen jugarretas y agarran por el camino menos esperado.
Calculo que por eso, hoy, al ver este pato, por ejemplo, no pude evitar ver unas viejas botas de mi esposa, grises marronáceas y con una franja fuchsia rososa al costado.
Pero también vi que un hongo se me convirtió en un panqueque que se me cayó al querer darlo vuelta, una aquilegia en el gorro de un arlequín, la vinca en una turbina, la morilla en una media de encaje y los honguitos gelatinosos en unas gomitas de las que comen los chicos.
Decididamente es viernes, y mi cuerpo lo sabe.
Así que seguiré otro día en que los patitos se me alineen un poco más…
Los abrazo
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