Vivir en la ciudad.

No sé muy bien qué me falta cerrar de lo que traje de Buenos Aires, pero los mocos no terminan de irse. Y quedo colgado pensando en las posibilidades que no hayan sido cerradas, resueltas. Pienso también en mis estructuras, las que no puedo ablandar aún y que por eso las piernas siguen jorobando y no sé, quizás la estructura sea no poder cambiar de plan.

¿Qué plan? Esa es la pregunta.

¿Hay alguno que esté por acá? Yo estoy, dice Azho, yo siempre estoy. Sabés que agradezco eso, Azho, ¿no? Si, lo sé.

Azho, sé que parecerá tonto por ahí, o más bien lo imagino, pero así como cuesta ver las estructuras que forman un edificio, ya que uno ve lo que lo cubre, lo que lo rodea, siento que al hacerlo en mi mismo es más o menos igual, ¿Cuáles son mis estructuras? ¿Son del mundo físico? ¿Del alma? ¿Las traigo de antes?

Las estructuras son todo lo que hace a tu forma de ser en cuanto a decisión tomada antes de pensar. Una estructura es levantarte a las siete y pico porque hacerlo temprano “es mejor” sin tener nada planeado para hacer y sin que haya motivo para hacerlo. Eso es una estructura. Lo hiciste porque había que… a pesar que no había que.

Así te hiciste el té, el mate, no le diste de comer a las mascotas y así, todo fue por estructura, por rutina, por que es así.

Entiendo. Pero ¿cómo las descubro? Bucea en tu interior y sabrás si querés hacer algo o viene de otra estructura.

Quiero ir a fotografiar, quiero salir al bosque, quiero viajar tranquilo, sin presiones ni debos, sin horarios.

Bien, ahí va saliendo. ¿Y el resfriado? ¿Qué sentís que quedó pendiente en Buenos Aires? Lo pienso, pero no siento que haya quedado mucho, siento que todo cerró ahí, al menos por ahora.

No me traje tristezas y si las traje siento que las comprendí, que no las sigo trayendo. No siento algo trabado ahí.

Hurga más.

¿Hay algo en el no sentirme cómodo en mis paseos como las veces anteriores, no? ¿Es que se dio como un final para mi? ¿Sería eso? ¿El que ya no disfruto pasear por Buenos Aires?

¿Es realmente así?

Sentiste un quiebre, un final, un adiós. Sentiste una sensación como sienten muchas personas que conocés cuando van a Buenos Aires. Que ya fue, que ya está, que ya no da para más, ves una ciudad gris y sí, es así. Encontraste a la gente amargada, angustiada, apenada, y todo esto por elección propia. ¿Qué hay ahí para sacar, para aprender? ¿Qué es lo que uno podría encontrar ahí?

Si, tenés razón, absoluta razón. Vi dejadez, enfermedad, autoimpuesta muchas veces, vi pobreza, racismo, intolerancia, no vi esperanza, amor, entrega ni mucho menos. Pienso en las personas que vi y en la gran mayoría la forma de encontrarse, divertirse, compartir, la forma de tener fe es alrededor de un asado y vino, de comida, de placeres materiales, de logros que… no, que creo que no son logros siquiera. ¿Es ese mi resfrío?

Es ese, exactamente ese.

¿Es elección vivir ahí, siempre?

Si, siempre. Has visto venir a Patagonia gente con más y con menos, has visto mudarse todo tipo de personas, el volver es opcional, desde ya que siempre puedes volver por un rato, pero eso, ya no, eso es elección.

Pienso en tantos que me dicen que quieren irse pero viéndolo así, no sé si quieren o no. Pienso en la diferencia de frecuencia, en la diferencia de futuro, y entiendo, lo entiendo.

Ahí me mandan mis amigas los precios de la medicina ayurveda en Buenos Aires y son brutales. El precio. ¿Es eso? ¿Allá uno no puede buscar otro camino? Y si puede ser, tiene sentido.

¿Pero es así, Azho? ¿Es por ese medio? ¿Por la guita?

Por todos, no importa cómo sea, el tema es que allá te agarrarán de una forma en que no podrás salir, lo supiste, lo vieron venir, por eso se fueron ustedes. No hay forma de vivir allá si no facturás como allá. Son círculos recursivos, círculos interminables de bajar y bajar.

Lo visualizaste recién mientras pensabas, sí, hay barrios que elevan su frecuencia arriba de otros, hay situaciones también, ¿las personas felices que corren a la mañana, puede que estén mejor que las que laburan todo el día? Si, no es raro, cuidan su frecuencia. ¿Que la guita atrae eso? Si, también, pero ser feliz no es cuestión de guita, es que si vas a vivir en un lugar así mejor que tengas dinero para poder darte algunos gustos y zafar.

¿Es tan así? ¿Sos vos el que dice eso o soy yo? Hay algo ahí, no es del todo cierto ni es una verdad absoluta pero hay algo ahí. Si, hay algo.

Es un tema que me interesa, por eso sigo, a pesar que ya estamos hace rato. ¿Qué es lo que pasa realmente? ¿Es un tema de frecuencias o de miedos? ¿De costumbres y estructuras? Hay algo más ahí Azho que no estoy logrando ver.

Respirá hondo, relájate con tu dedo y con las piernas.

Ok, las ciudades no fueron creadas para eso, pero fueron confluyendo en eso, en una masa inmensa de energía que necesita retroalimentarse para seguir existiendo. Sino, ¿cómo explicarías que siga habiendo gente en una ciudad? El miedo, la amenaza y la ganancia van de la mano, si hubiera solo miedo y amenaza nadie viviría ahí, pero a la vez está la ganancia, los sueldos mayores, más dinero, entonces por eso la gente se queda, porque ahí pueden vivir y afuera en los pueblos no, porque no hay esos sueldos, no existen allá. Sin embargo, para ganar esos sueldos y ese dinero, pasan a diario privaciones o amenazas o tienen miedos que no están tanto en los pueblos de afuera de las grandes ciudades, ¿se entiende? Dinero y miedo van de la mano.

Y ¿por qué no se van? Estructuras, miedos ancestrales, de las familias o propios, que no hacen mucha diferencia. No pueden ver la vida en otro lado, porque se acostumbraron a eso, a la frecuencia de la ciudad. Sin embargo, cuando intentan levantar cabeza se dan cuenta que subir la frecuencia, entre tanta frecuencia baja, se hace muy difícil, lo logran quizás en primavera, cuando el clima y la floración levanta un poco la media, ahí se sube un poco y parece que es posible nuevamente, pero no tarda en estancarse y volver a bajar.

Es simple, una frecuencia alta te saca de ahí, te aísla o te hace buscar un lugar más conectado. La costumbre y la constancia en el trabajo de elevar frecuencia hacen el resto.

Y no, no es con todos, hay algunos seres que están preparados para vivir bien así, a fuerza de trabajo manteniendo su energía o porque tienen características especiales, así pueden convivir entre esa energía sin tanto problema ni caerse, pero son los menos.

Pero es simple.

La ciudad tiene una frecuencia baja, ya la mediste. Y los seres se van a ir amoldando a la frecuencia de la ciudad, del entorno, y si no lo hacen, sus conocidos, ambientes, amigos o contactos ayudarán a que bajen a la escala de frecuencia que se maneja en el lugar, porque las frecuencias tienden a igualarse.

Suena increíble, pero me hace sentido por todos lados.

Por eso, al elevar un poco la frecuencia propia, ya sea por algún evento o alguna situación, hay gente que no puede seguir viviendo en lugares y centros así, tan bajos, tan agresivos.

¿Solución?

Cada cual es libre de elegir su futuro y su presente. Vos elegiste el tuyo, tu esposa también y llevaron a su hija con ustedes. Más que eso no se puede hacer, cada uno elige y equilibra su destino. Aunque parezca imposible, siempre es posible, aunque parezca que es inviable, siempre hay una salida y esa se crea dentro de uno, no en la cuenta bancaria.

Gracias Azho. Gracias.

Siento que hay demasiada tela para cortar ahí.

Si, lo sé. Pero ojo, las tijeras son tuyas, no pretendas que otros entiendan eso, ni que reaccionen igual que vos. Hay otras formas de conducir la energía y muchos sienten que pueden manejarlo de otras formas y hay otras formas de evadir el tema (alcohol, drogas, trabajo, dinero…) que pareciera ayudar a levantarla también, pero que se sabe no lo logra.

Gracias.


Comentarios

  1. Tal cual! y para charlar…

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