El personaje.

Puede que sea que estamos en momento en que Plutón sigue haciendo cositas o que entramos en la temporada de eclipses. Puede que sea el dengue, las guerras o la locura general. El calor, las lluvias y el frío en otros lados. No sé muy bien qué es, pero me llega, siento, pienso, me soplan al oído que es momento de desarmar el personaje.

¿Qué personaje? Ese que fuiste armando a lo largo de los años, ese que se autodefine como abogado, arquitecto, herrero o sea a lo que te dediques y/o hayas estudiado. Pero no solo eso, también es momento de dejar el personaje de hijo, madre, esposo, pareja, compañere o como te guste llamarlo, el personaje de amigo, vecino, porteño o francés. Si, y por qué no también dejar ese personaje temeroso, valiente, canchero, vegano, birrero, hippie, macho, sensible o femenina, yomelabanco, princesa, Juana de arco o lo que sea.

Como que dicen que se les ocurrió que es momento de volver a ser lo que éramos antes de empezar a juntar huevadas, paradigmas, mandatos, instrucción y todo eso. Qué éramos antes del primer desamor, de la primera menospreciada de un familiar o un conocido o…, antes del primer miedo, dolor o lo que fuera.

Cómo es nuestra alma pura atrás de ese personaje que hoy llamo artista visual, padre, hijo, hermano, primo, amigo, compañero, peregrino, diseñador y no se cuántas cosas más?

Cómo sería tu vida si estuvieras solamente con quien quisieras estar y si aceptaras que los otros tomaran las mismas decisiones y estuvieran con quienes quisieran estar, siendo vos uno de los que no eligen?

Cómo sería nuestro día a día si solo hiciéramos, viviéramos y amáramos lo que decidiéramos sin compromisos?

Hoy, siento, nos piden eso. Ser más cada uno, volver a un lugar que seguramente ya no recordamos porque hace mucho dejamos atrás, pensando que el mundo estaba tras un laburo, un título, una responsabilidad, un deber o una creencia.

Y, si no pudieras, al menos te invito para que conozcas a tu personaje, conozcas en quién te convertiste, mucho bueno, desde ya, y esas cosas que se hicieron porque no quedó otra.

Aquel mundo de los mandatos quedó atrás.

Salvo que vos lo sigas cargando.

Y cada uno decide, solamente, por cada uno.

Te invito a elegir, a mirar, a caminar.

Te abrazo.


Comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *