Llego al jardín donde me suelo encontrar con mis guías y, si cierro los ojos, siento que hay más luz, como que yo brillo con más luz. Me hace acordar al Cristo, pero me avergüenza el pensamiento. Los guías se ponen alrededor mío como niños alrededor del Jesús y sigo sin entender. Yo no soy él.
Si lo eres, me dicen. Pero, ¿fue mi mente la que dijo eso? No.
Y no entiendo.
Hay algo que no entiendo, ¿podrían explicármelo?
Si. Todos sois el mesías que se espera, todos son el Jesús, el Mahoma o el Buda, todos ustedes son los esperados, los que salvarán al mundo, los que traerán la felicidad y destrabarán los nudos.
Tienen que creer ustedes en ustedes mismos, tienen que destrabar ustedes, primero, los nudos que trajeron de otros tiempos, los que les contaron.
Sí, cada uno de ustedes es Jesús, madre María, Dios, quien quieran ser. Solo tienen que dejarlo salir.
Y cuál sería mi labor como Jesús? Dar amor, esparcir el amor, el respeto, la justicia por todos lados. Esparcir la verdad, la claridad, la esperanza.
Y yo puedo hacer eso? Desde ya que puedes.
¿Me refiero a si tengo la pasta para hacerlo? Si, todos la tienen!
¿Y por qué no lo hacemos todos los días, todo el día? Porque se entretienen con los juegos del mundo, con las trivialidades, con los espejitos de colores. Ganar dinero, comer, tener poder, poseer, intentar alcanzar todo lo que las publicidades les dicen que es lo que hay que alcanzar es lo que hace que no puedan brillar como deben brillar.
Eso es despertar, eso es abrir los ojos, eso es lo que se les pide a diario, a todos.
Alivianarse para poder caminar los pueblos, para poder librarse de dependencias a otros, de debos, de deudas.
Gracias. ¿Hay algo más que deba saber de eso? Si, que ese es tu camino, que ese es todo tu camino, identificá ese personaje que amás y caminá sus pasos, pero no lo adores a él, sé él, copialo, estudialo y emulalo.
En la práctica, en el simulado saldrá tu verdadera forma de ser ante el mundo, de contribuir.
Hermoso, gracias.
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