Polaridades y equilibro.

Cuando encuentro una polaridad, es decir, alguien que dice que algo está bien o está mal, por ende, dejando a mucha gente, muchas almas fuera de lo que opina. ¿No es polarizar?

Toda afirmación lleva una negación en sus palabras. Siempre que afirmás algo negás otra cosa. Pero no por eso no podes afirmar, ni negar.

Si decís “tengo un mate” estás diciendo “no tengo un té”. ¿Se entiende? Si, clarísimo.

Entonces, la única forma de no polarizar es no afirmar, lo cual te llevaría a silencio.

Con el arte visual podés, de alguna manera afirmar sin afirmar o negar sin negar, y desde ya afirmar sin negar. Quizás ahí está el valor grande de la imagen.

Lo importante es el equilibrio, ese punto medio entre un lado y el otro, es inevitable el bamboleo, pero sin llegar a los extremos y menos mantenerlos.

Y si te fueras muy a una punta y te quedaras ahí, se dividiría en dos para polarizar nuevamente. Ese es el camino de la dualidad, que no hay un todo, sino una separación, pero la separación solo lleva a la separación

Por eso se habla tanto de ir por el camino de unión, de conjugación, donde podamos acercarnos.

Los medios de comunicación necesitan la polarización porque sino se quedan sin cuento. No hay cuento sin problema, y lo mismo pasa en las noticias. En las charlas, en la vida. Los chismes son polarizaciones, dramas de la vida común. Nos enseñaron a hablar mucho, más de lo que necesitaríamos y los temas que se abordan suelen ser los temas que tienen algún problema, sino no hay tema.

Se entiende? Lo ves?

Si. Clarísimo.

¿Habría un programa de televisión sin problema? No. No lo habría.

El problema está en la disonancia, en la diferencia, en el desafío, en la competencia.

La idea de la estructura narrativa: introducción, desarrollo y desenlace, no es más que una forma de quitarnos de la contemplación. Se perdió la capacidad de disfrutar, de sentarse y dejar que el mundo sea. Que el mundo simplemente sea. Sentarse bajo de un árbol a ver, a sentir, a oler, a recargarse.

Sentarse en la puerta de la calle a ver la gente pasar, en vez de quedarse ante la tele mirando cosas o en la radio escuchando otras. Todos tienen un tema para vivir, no necesitan otros que vengan de afuera.

Sentarse y relajar, vivir, sentir, conectarse, con uno, con el cuerpo, con su divinidad, son todas cosas que quedaron lejos, demasiado lejos.

Volviendo a las elecciones, ¿cómo puede ser que en ningún lugar del mundo se hayan dado cuenta que la mitad de la población quiere o necesita una cosa y la otra mitad la opuesta y, ante eso, no hayan intentado juntarse o al menos acercarse en vez de polarizarse?

Vienen de un mundo de polaridad, de dualidad y es eso lo que bloquea todo, es eso lo que traba. Sin dualidad no está el camino único, no está la unión, no está el juntarse.

Recordá: la mejor forma de no polarizar es subir un escalón. Pueden ser de un partido político o del otro pero todos son del mismo país. Puede ser la madre, la hija o el padre, pero todos son familia. Dos equipos de fútbol pueden ser opuestos, pero como amantes del fútbol son lo mismo. Cuando no sepas como evitar la polaridad, subí un escalón y ahí se unirá. Y si no lo hace subí otro más.

Todo. En algún momento confluye. Todo.


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