Ayer escribí tres veces lo que quería publicar. En las dos primeras se cortó la luz y se me apagó en la compu. En la tercera le puse la batería pero lo que escribí se fue por otro camino y no me gustó.
Hoy comprendo que todavía no podía escribir de eso, por eso no salió.

Bien, todavía no leí nada, debo respuestas, y apenas termine esto me abocaré a eso. Disculpen la demora.

Ahora si, al palo. Los cincuenta y ocho vinieron con todo. Pulenta pulenta parece. Me encantó, así que hoy arranco por lo suave.

El puente. Ser puente. Ser nexo. Unir mundos. Hace rato que sé que me trajeron para unir, para juntar, para traducir, para comunicar, es decir, para ser un nexo entre dos formas, ya sea de pensamiento o de lo que fuera. Para ser un traductor, un interpretador.
En mi trabajo intento ser el nexo entre la maravilla de la naturaleza y el intelecto humano o el sentir (a cada quién lo que le toque), por eso mi fotografía, es una forma (o al menos eso intento) de mostrarles algo que, quizás, no verían por no vivir acá o por tener otros intereses o lo que fuera. De alguna manera, soy ese puente entre la naturaleza y ustedes, diría.

No sé si el ejemplo fue bueno e imagino que algunos me estarán mandando a freir churretes, pero bien, ahí intento otro. El juntar fotografías y pensamientos que no tienen nada en común, es una forma de ser nexo. El decir chistes rápidos al relacionar dos conceptos dispares, es lo mismo (lo siento a los que me hayan sufrido o sigan sufriendo de mi humor). Un diseñador gráfico no es más que un intermediario entre el cliente y el receptor del mensaje a diseñar. Y tengo millón de ejemplos más pero no era ese el tema.

Y lo que escribo hoy es para aquellos que sienten que no son ni pito ni flauta, lo que algunos llaman ovejas negras, o los que no se hallan en ningún lado.

Hoy pensaba en eso. Cuando uno es puente no es ni una orilla ni la otra. Por eso, en las orillas no nos sentimos cómodos. Pero podemos vivir en ellas. Puedo vivir de un lado del río o del otro, pero jamás seré de un lado o del otro. Porque soy lo que lo une, lo que lo comunica, lo que lo traduce.

Mi trabajo se está transformando, lentamente pero cada vez más definido. Y de nuevo me toca comunicar, encontrar una nueva forma de hablar de algo complicado, de algo que no sé cómo manejarlo. ¿Por qué? Porque de nuevo me tengo que parar en el medio y juntar dos puntos absolutamente dispares.
Y si bien el desafío me divierte, sé que es algo que me llevará un tiempo comprender.

Pero al verlo desde este lado, me doy cuenta que iba a ser así, si o si. Y me encanta.

Sé que quedó medio raro este textito. Así que intento resumirlo: te sentiste alguna vez que no pertenecés a ningún grupo, a ninguna tribu. ¿Sentiste alguna vez que te encantaría ser parte, pero por más que le pongas onda no lo lográs y, si lo conseguís, al tiempo te das cuenta que tuviste que caretear demasiado?

Mucho tiempo, busqué una tribu donde sentirme parte. Por momentos encontré alguna pero en casi todos los años vividos no. Para seguir la analogía, digamos que encontré algún que otro indio perdido con el que pudimos andar juntos, pero no mucho más. Por eso, la mayoría de mis amigos actuales, son exactamente eso, indios perdidos, aislados y que, posiblemente, también sean nexos. No lo sé, no lo analicé aún. Y puede que no lo haga porque no me corresponde. Por eso escribo esto, por si alguno se siente parte y le sirve.

Y hoy lo dejo aquí. Siento que estoy en uno de esos días en que si sigo la embarro.

Los abrazo. Y en un segundo los leo y les respondo.


Comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *