Alivianar.

Hace una semana terminamos una refacción en casa que nos dejó un ambiente mucho más amplio de lo que era. Y más prolijo. Y vacío.

Estamos pensando cómo habitarlo y, esa sensación de vacío, limpieza, liviandad tocó alguna fibra. Ya que al entrar a mi zona de trabajo, sentí que aquellos muebles que había reciclado se habían tornado muy pesados, muy oscuros. Nació una necesidad de más blanco o colores más cálidos, más alegres, más, livianos.

Y puede que haya sido la remodelación o puede que finalmente me haya llegado el verano al alma. Quizás, fue el portal del tres de febrero, o el del dos o qué se yo, que hay portales todos los días, pero sentí que aquel vacío que vengo trayendo, tengo que llenarlo despacio, muy poco, con cosas claras, luminosas y, de nuevo la palabra de moda en mi vida, liviano.

Creí que la liviandad que me pedían era la de mi cuerpo, por eso digiero mucho mejor, en este momento, comida liviana. Pero no era solo eso parece, sino que debo alivianarme por todos lados, el cuerpo, la ropa, el estudio donde trabajo, la vida.

Y alivianarse no es solo dar estos pequeños pasos, sino también alivianarse de historia, de culpas, de emociones contenidas, alivianarse de recuerdos dolorosos que nos anclan, alivianarse de sueños frustrados o de \”que habría pasado si…\”. Y si, alivianarse de relaciones tóxicas, de relaciones que no construyen, de relaciones que no te eligen. Alivianarse de objetos que están porque están, que llegaron de algún mundo lejano, de algún pariente poco conocido que falleció. Alivianarse de historias ajenas, creo que esto es fundamental también. Me cuesta ser mi historia, ¿por qué cargo con la historia de otro?

No podría decir que soy amante del minimalismo. No, eso todavía es demasiado. Me parece super lindo para la foto, pero después avisame en qué cajoncito están todas mis porquerías que uso de vez en cuando.

Pero las otras, las que esperan el uso hace años ya no van. Debería darles un empujoncito y pasarla. Siempre alguien necesita eso o alguien necesita ser el viejo hucha que yo no quiero ser.

Dicen, aquellos que saben, que alivianando tu entorno se aliviana tu vida. Y les creo, porque alivianando tu día a día, el entorno, si no está liviano, pesa más.

Entonces te pregunto (y sobre todo a los que están en verano ahora): ¿estás liviano? ¿te sentís liviano? (ojo, no importa cuánto peses, no se relaciona con el peso del cuerpo, sino con \”el peso del alma\”). ¿Qué podés hacer para sentir que hay más aire alrededor? ¿Qué peso cargás que querés dejar?

Creo que este febrero nos invita a limpiar. Mucho. Dicen que marzo vendrá pesado, así que si nos agarra más livianos va a ser mejor, más amable.

¿Me acompañás?


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