Hay momentos o etapas en que nos sentimos medio perdidos, como que nos desdibujamos un poquito, y siento que muchas veces es porque que perdimos nuestro lugar. Nuestro lugar en el mundo, en la familia, en la casa, en el grupo, en el trabajo.

Siento que es un concepto difícil de explicar, al menos para mi, pero quiero intentarlo. ¿Hubo momentos en que te sentiste invisible? ¿O que aunque te vieran las cosas pasaban a través tuyo cuan fantasmita de peli? ¿Cómo que no jugabas el juego, sino que eras un espectador en medio? Ok, voy más a lo terrenal, jugando a la pelota nadie te la pasa ni nada, estando en un grupo hablás y no te escuchan ni contestan, pedís cosas y nadie te da bola…

Muchas veces me sentí así. Y no es sentirte fuera de lugar ni no comprendido, es no existir. En estos días, mientras me mostraban perlas de mi vida, comprendí que en todos eso momentos en que me sentí invisible, también lo era para mi mismo. Mi amiga y terapeuta me lo mostró claramente: el \”te veo\” no es solo desde y hacia los otros, sino desde y hacia uno mismo primero. Si vos no te ves, nadie te ve. Si vos no te das el lugar… es obvio.

Pero a veces no es tan obvio, al menos para mi, comprender qué es \”no verme\”. Y \”no verme\” es no escucharme, es no darle bola a mi cuerpo cuando me dice cosas, no darle pelota a mis instintos cuando me susurran que algo no está claro, es seguir metiéndome en una situación que me desagrada o darle vuelta a otra que tendría que haberla cortado de cuajo. Hay decisiones simples y claras que por miedo o por ego no tomé. Hay sensaciones que me dicen cosas pero que no logro comprender y dejo pasar. Eso es no verme.

Y cuando no te ves, obviamente vas perdiendo tu lugar. Y sin verte ni encontrarte, es lógico que te vayas desdibujando. Si, lo sé, parece ilógico, tu cuerpo sigue estando, pero tu voz pierde fuerza, tu cuerpo empieza a fallar, a dar síntomas, tu energía baja, tus ojos brillan menos y te sentís vacío.

Para dar vuelta eso muchas veces se encuentran trucos, otras veces no, hay que remarla en dulce de leche hasta que salga la palabra. Yo noto que hay lugares que me ayudan a redibujarme, hay lugares donde me siento más presente, más plantado, más en foco. Y no son necesariamente lugares con una energía especial como podría ser un inmenso bosque patagónico, sino que también puede serlo un café de buenos aires, una estación del tren de la costa, un árbol en la plaza…

Recuerdo cuando viajaba por la Patagonia hace muchos años, mucho antes de los teléfonos celulares y de los emails. La forma de comunicarnos entre nosotros, ya fuera con conocidos o si el grupo se separaba, era dejándonos cartelitos en las oficinas de turismo. Entonces, al llegar a tal pueblo, lo primero que hacíamos era ir a la oficina de turismo a ver si había algún mensaje para nosotros.

Esto que propongo es más o menos lo mismo. Pensá qué lugares o qué situaciones te ayudan a encontrarte con vos mismo, te ayudan a rearmarte, a reconstruirte. A veces, esos lugares, darán el primer paso para que empieces a encontrarte de nuevo, a conectar tus seres, tus capas entre sí. Luego ya será más fácil.

Los abrazo.


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