Escuchaba otra entrevista a María de Ezcurra donde hablaba de la mente. Digamos que el finde me pegué una panzada escuchándola. No sé si dirá cosas muy diferentes a lo que dice la psicología, pero sí que a ella la entiendo, como que le encuentro sentido.

Y volvía a escuchar que la forma de trabajar de la mente es dividiendo, separando, para poder clasificar y entender, así, de qué se está hablando. Su forma es comprendiendo los opuestos, frío – calor, húmedo – seco, River – Boca… de esa manera va haciendo un plano de situación y así se maneja. Por ende, y ahora sí esto es mío, comprendo por qué tantas veces me cuesta expresar lo que siento, o estoy hablando algo y siento que no llego ni a asomarme dentro de la sensación que quiero expresar.

Entonces volví tiempo atrás a aquellos lejanos años en que yo era casi todo mente y no me fue difícil comprender por qué me sentía tan seguro. Con la mente puedo anular emociones, justificarlas o esconderlas que quizás, con un poco de suerte, no terminaran haciendo síntoma en un futuro o, si lo hicieran, posiblemente fuera mucho tiempo después.

Elegí dejar de vivir así cuando peregriné a Santiago de Compostela. Comprendí que viviendo en la mente el mundo era mucho más seguro pero me quedaría también mucho sin experimentar. Ahí empezó un nuevo camino mucho más complejo, ya que acostumbrado a ignorarlo, se hace difícil día a día comprender qué siento.

Pero hoy, quichicientos años después, me doy cuenta que va mucho más allá, como escribí hace algunas semanas. Por el lado de la mente siempre será polaridades, opuestos, separaciones, por ende, todo seguirá igual. Así que sólo nos queda el otro camino, intentar amar, intentar comprender que todo lo que haga el otro lo hace por amor, aunque eso pueda perjudicarnos, puede que elija hacer eso por amor a su familia. Si, sé que suena raro, más cuando ejemplificamos con algunos pibes que fueron de terror en la historia de la humanidad. Pero siento que es la única forma.

Porque vos siempre serás vos y yo siempre seré yo. Y desde la mente, a lo sumo podré juntarnos en diferentes categorías, pero siempre estaremos buscando lo que nos diferencia.

Si, sé que el 90% del mundo no le interesará o comprenderá una palabra de lo que estoy diciendo y que vivirá igual y será feliz igual. Juro que me alegra, pero a muchos de los restantes, este mundo, así como está planteado, nos hace mucho ruido, lo sentimos sin sentido, como que se muerde la cola cíclicamente. Sigo pensando que tenemos que empezar a centrarnos en el cardíaco, en el corazón, en llevar los juicios que salen casi inmediatamente en la mente a ver cómo lo siento realmente, qué me provocan, por qué me enojan o duelen o qué. Intentar ver al otro como si fuera yo, ponerme en su lugar.

Querer comprender y vivir en paz.

De esa forma podemos tener alguna posibilidad de ponerle un poco de onda a todo esto y permitir que empiecen a cambiar muchas cosas que ya no dan para más.

Los abrazo.


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