Este fin de año, lleno de corridas, laburo típico de la época, pedidos de último momento y cositas así me llevó puesto con todo. Y yo sin estar del todo bien parado. Así que de golpe, al volver de mi gira de trabajo de la época, me encuentro con que ya casi es Navidad y yo sin un poquito de espíritu navideño.

El ocho de diciembre pasó sin que me diera cuenta, casi como se fue el año, que se desdibujó en sensaciones, dolencias, pensamientos que hoy, al sentarme frente a la compu con ganas de compartirles algo, me parece sentir que fue al soberanísimo pedo. Pero si indago un poco más en mi, me doy cuenta que todo cambió demasiado este año, las cosas en que me basaba, en las que creía, lo que me gustaba hacer, la gente con la que me gustaba juntarme, las charlas, los pensamientos, los intercambios, las visiones de futuro, de pasado y de presente, todo fue un gran cambio.

¿Para bien? Qué se yo. Tenía que ser. No quedaba mucho plan B.

Y es así que, pocos días antes de brindar por una nochebuena con intenciones desdibujadas, pocas cosas me quedan claras realmente.

La primera, la saben, es que creo que debemos intentar estar en el amor más que en la razón.
La segunda, es que cuanto más evitemos hacer daño a otro ser, el mundo será un poquito mejor.
Y la tercera, es la más simple y, a la vez, la más complicada: todos somos diferentes. Absolutamente diferentes. Si, nos parecemos, pero solo eso y, a la larga, el parecernos es lo que nos confunde, no lo que nos aclara. Así que no caigas en el engaño.

Así que, si tratás a los otros con respeto, con amor y sabiendo que lo lógico es que piensen diferente a como pensás vos, y que es lógico que hagan las cosas distintas a como las hacés vos, y además puedas aceptarlos con amor y respeto, todo va a estar bien.

Son cuatro renglones al escribirlo, pero joder, es toda una vida para llevarlo a cabo. El respeto y el amor los intento constantemente y juro que estoy ahí de poder sentir que lo logro pero el último, el aceptar que no somos iguales, es algo que pareciera estar moldeado en concreto dentro mío ya que así como logro aceptarlo vuelve a su modelo original. Más que concreto, pienso que es como un molde de silicona, parece fácil de deformar pero siempre vuelve a su forma original.

Imagino que volveré a escribir antes del fin de año, pero me encantaría machacarnos con esto último: está bien que el otro sea como sea, sea un amigo, tu hijo o tu pareja; está bien que seas como seas, está bien que el otro coma lo que coma, se vista como quiera y tenga la apariencia que quiera, y está bien que te respeten a vos por lo mismo, sea la elección que sea.

Nadie sabe más de vos que vos mismo y nadie sabe menos del otro que vos misma.

Los abrazo.


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