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Creo que alguna vez escribí algo acerca de los cuatro tipos de personas que podemos ser, según Gretchen Rubin. Para ella existen cuatro tendencias de personalidad: los favorecedores, los cuestionadores, los complacientes y los rebeldes (click acá para ver cuál es el tuyo, pero ojo, está en inglés).

Como no habrán tardado en imaginar, yo soy cuestionador por todos los poros, me la paso investigando, leyendo y cuestionando lo que siento, pienso u opino al respecto de casi cada cosa que se me cruza.

Por eso, al empezar este momento actual, llamado pandemia, plandemia, enfermedad virósica mundial o como catzos quieras llamarlo, lo primero que hice fue encerrarme con mi familia, verificar que todos estuviéramos más o menos en orden dentro de lo que se podía y recién ahí me puse a investigar un poco más.

Y lo que noté al poco tiempo, es que había algo que no me cerraba, en las noticias, en los medios, en las órdenes o en lo que fuera que se dijera por ahí. No niego lo que pasa, simplemente que hay algo raro. Así que tuve que buscar canales de información alternativos, videos de YouTube diferentes por ejemplo.

Hurgando en diferentes opiniones me encontré con la idea del “programa miedo” que, según dicen ciertas fuentes, ya está terminado aunque sigue porque nosotros, la gente, no lo largamos.

Me llamó la atención, pero lo dejé pasar. Y así muchas veces. Pero anoche me vino en sueños. Diferente. Y creo haberlo entendido desde otro lado, o en su verdadera magnitud más bien.

Y los invito a pensar, qué pasaría, por ejemplo, si no creyéramos en la muerte. Pará, no te rajes, no tengo planes de convencerte de nada y menos aún de esto, me gusta plantearlo sólo como un juego. Si supiéramos fehacientemente que la muerte fuera como irnos a dormir y que mañana amaneceríamos en otro cuerpo u otra vida, ¿cómo sería tu vida actual?

Repito, yo no lo sé y también sé que es imposible saberlo fehacientemente y sin dudas, por eso vuelvo a aclararte, velo como un juego, como una forma de pararte en otro lado.

¿Que hubiera pasado si en la esclavitud no hubiera habido miedo a la muerte? El esclavo no se hubiera suicidado, como uno piensa de entrada, sino que se habría rebelado, hubiera combatido por lo que creía que estaba bien. No hubiera sufrido una vida de mierda.

¿Qué pasaría por nuestra cabeza si ante una enfermedad terminal no tuviéramos miedo a la muerte? Quizás nos iríamos más rápido o lo tomaríamos diferente.

Y más terrenal aún, cambiemos el miedo a la muerte por cualquier miedo. ¿Cuántas cosas hacemos por miedo? ¿Qué pasaría si no tuviéramos miedo? Y acá vale todo, tanto el miedo a la muerte como el miedo a ser rechazado, miedo a quedarme sin laburo, miedo a quedarme sin dinero, miedo a no poder alimentar a mis hijos, miedo a salir, miedo a quedarme, a cruzar la calle o a ser mordido por perros, todos los miedos juegan ya que, si hiciéramos un cuadro con todos los miedos, veríamos que todos van hacia el mismo lugar, el miedo a la muerte o, a lo sumo, el miedo a ser olvidados.

Tengo miedo a perder el laburo porque eso me dejará sin sueldo que me dejará sin posibilidad de comer o mantener mi vivienda lo que a la vez me dejará sin familia porque me abandonarán o se morirán y, a la larga, sin comida me moriré yo también. ¿Me explico?

Es decir, toda nuestra sociedad, todo nuestro mundo se basa en el miedo. ¿Porque hay corrupción? Por miedo a que no alcance lo que tengo, por miedo a ser menos que el otro. Y ¿Por qué apoyamos la corrupción? Por miedo a que el siguiente sea peor.
Pero no solo viene de la religión católica con su miedo al infierno la cosa sino, por ejemplo, de las últimas elecciones, ya no se habla de lo que pueden llegar a hacer, sino de lo que el otro no va a hacer (te meto miedo). O la pandemia en sí, es simplemente hacer lo necesario para que la gente haga lo que sea con tal de no morirse (miedo a la muerte).

Si pienso en todos los años vividos, los mejores fueron aquellos en que era lo suficientemente joven para no temerle a la muerte y lo suficientemente rebelde para no creer en las huevadas que deberían haberme dado miedo (y tenía un sueldazo, digamos, de paso). ¿Cuando se complica todo? Cuando me dicen que tengo presión alta y que entonces si no me trato… (miedo a la enfermedad, a quedar por la mitad, a ser una carga para los que amo, a…).

Miedo.  Miedo a comerte un asado grasiento de cerdo y que te explote algún órgano dentro tuyo. Miedo a dejar de vivir una vida que no elegiste (o que elegiste por miedo) por lo que pueda llegar a pasar.

Y vuelvo a la media o MassMedia como se le decía en una época. ¿Que son los noticieros o los medios escritos? Formas de mantener tu miedo activo, diciéndote a cuántos casos estás de enfermarte, cuántas posibilidades tenés de zafar si te inyectás, cuán mal te puede ir si no lo hacés. De paso, te cuenta cuán mal te va a ir con este gobierno haciendo lo que hace o con el otro que tuvimos, te va a decir el daño que puede hacerte el sol si hay sol y, por las dudas, si tuviera publicidades estas te van a explicar todo lo que podés comprar si te pasan no se cuántas catástrofes, así que vas a necesitar mantener tu dinero para poder pagar todo eso en caso que todo eso pase.

Otra situación, número desconocido en el teléfono y, al toque, una mina de una aseguradora te empieza a pasar un listado de todo lo que puede salirte mal en tu vida. ¿No es eso meterte miedo?

Sin ir tan lejos, ¿cómo se le dice a un hijo que no meta los dedos en el enchufe? ¿O que coma las verduras? Si, también somos parte del miedo al educar a otros. Por ejemplo hace un ratito, hablando con un amigo de lo suave que pasó este Covid reducido veraniego, me dejó bien en claro que no creyera que podía ser inmune a los otros más grandes y peligrosos y por ende debía morirme de miedo igual.

Fuimos criados con miedo. Y el miedo fue nuestro único motor. Si, lo siento. El único motor. Analícenlo.

Ambición, miedo a ser pobre o a ser menos.

Gula, miedo a pasar hambre o a quedar insatisfecho.

Envidia, miedo a no tener lo que tiene el otro.

Trabajo esclavo, miedo a no tener guita para morfar o mantener a los míos.

Vivir en la ciudad donde nací con inseguridad, miedo a no conseguir trabajo en las afueras o en otro pueblo.

Y así eternamente.

Programa miedo. ¿Porqué se llama así? Porque según cuentan fue algo premeditado. Si la gente tiene miedo hace lo que “los organizadores” quieren que hagan. Pero todo, desde ya, manipulado de tal manera que vos creas que la decisión es tuya. Sino ¿por qué alguien querría ir a una guerra?, por la contraposición, lo que pasaría si no fueras a la guerra sería evidentemente peor. Y si no comprás la teoría, te obligan.
Es difícil escribir algo así sin que te estalle el enojo, lector, por eso intento hacerlo lo más suave posible y sin muchos ejemplos.

Pensemos ahora entonces, ¿qué pasaría si no tuviéramos miedo? ¿Cuántos de ustedes dejarían ese trabajo, esa pareja, se mudarían de lugar donde viven, se dedicarían a otra cosa, pasearían más, cantarían más, descansarían más?

Dicen algunos que a lo que le tenés miedo es a donde tenés que ir ya que es el siguiente paso en tu camino. Durante un tiempo le di bola, en otros me dio miedo hacerlo…

Creo que ya quedó claro el punto, así que cierro con algo que siempre me gustó.

Tengo muchos pero muchos amigos o conocidos que con gusto hubieran largado el trabajo que tienen y se hubieran mudado a otro lugar, más natural o más alejado o más civilizado o más próspero o lo que fuera. Y, a todos ellos les conté que a nosotros, al menos, es lo mejor que pudimos hacer. Y, más aún, les conté que de todos los que vivimos aquí, en la Comarca andina, en la cual un ochenta por ciento es “venido”, no conozco a nadie que me haya dicho que fue una mala decisión. A lo sumo, los dos casos que conozco que se irían, lo harían a otro lugar del interior pero menos fríos (si, en los dos casos sus parejas querían venir acá y ellas preferían otro lugar).

Es más, durante el tiempo que estuve atendiendo mi puesto en la feria de El Bolsón hablé millones de veces con los clientes. Todos lo ven como idílico, yo les cuento que no es tan idílico pero que sí es fantástico, sin embargo, al final de la charla siempre afloraban los miedos que volvían a poner todo en orden, en el orden establecido.

Puede ser difícil eliminar los miedos de nuestra vida de golpe, estoy de acuerdo. Vivo en un mundo basado en los miedos hace cincuenta y seis años. Pero si me pongo a pensar, los mejores momentos y las mejores decisiones, fueron tomadas al pasar a través de esos miedos. Viajar a un país en la otra parte del globo y que solo era un nombre para mi, largar todo e irme a peregrinar por más de un mes, venirnos a vivir a la Patagonia con un bebé recién nacido, cambiar de trabajos, cambiar de carrera, lo que sea, haber cruzado mis miedos y haber llegado a esa cumbre hace muchos años y mirar el mundo desde ahí.

Somos miedo. Pero no tenemos que serlo. Y acá es donde traigo la entrada anterior. Tenemos que escuchar nuestros miedos y también lo que nos resuena. Y entre ambos, construir un mundo mejor. Primero será el propio, el nuestro. Pero eso, de a poco, nuestra vida en el camino correcto irá armando un mejor mundo para todos.

Los abrazo.


Comentarios

  1. Alberto Avatar

    Lo voy a pensar!

  2. Leonardo Fraternali Avatar
    Leonardo Fraternali

    Es asi

  3. Cristina Avatar
    Cristina

    Ja ja ja, es verdad que me despierto a la mañana y digo “¿qué quiero hacer hoy? El test me dio rebelde como a vos.

  4. Cristina Avatar
    Cristina

    Si, el miedo maneja nuestra vida… pero también nos sirve para ver cuándo nos bandeamos demasiado!!! Dicen que es lo contrario al amor… y en un mundo en el que todos los humanos sintiéramos amor por todos los demás, el miedo no tendría lugar para estar… Creo que una sociedad evolucionada sería así, todos haciendo lo que nos gusta por los otros y por nosotros mismos, por amor… Soñar no cuesta nada!!! Abrazo, Leo

    1. Desde ya!
      gracias por compartir!
      Abrazo pa ti!

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