Fotografías de julio.

Sí, finalmente llegan las fotografías de julio. Tardé y mucho, por varios motivos que les iré contando con el paso de las fotos.

Lo primero que quiero avisarles, es que hice dos cambios grandes en la página web, a pesar de estar sin internet. La principal, es que derivaré su nombre al que finalmente iba a tener me guste o no, leo ridano, por ende, el patagonia-argentina.photo quedará debajo de mi nombre y será una de las direcciones de la web (para los extranjeros), pero quiero que ya empiece a quedar con mi nombre ya que ese parece que es incambiable… Y con esto, cambiamos de nuevo la página de inicio. En esta, que no es la definitiva pero viene peleándola, se deja ver una nueva sección: la de proyectos. Y, casualidad o no, dos de los grupos de fotografías de este mes fue a parar allí, así que pondré una sola fotografía de cada grupo en esta entrada y la linkearé con el proyecto, para que vean el grupo ahí y si se copan, luego me comenten qué les parece lo de los proyectos o series. Bueno, voy a las fotografías del mes.

Ya junio había terminado a full, el treinta mismo, con una nevada increíble. Pero julio no hizo más que empezar al toque, el dos de julio mismo, día que salí a caminar, la brutal helada de hace un par de días, dibujaba las charcas del barrio. Aguanté una y la pasé, aguanté dos y ya, paré en la tercera, no podía creer la maravilla que tenía a mis pies y, en contra de los habituales consejos a fotógrafos, como ser pararse bien, poner trípode, contener la respiración, encontrar la inspiración y todo eso, acomodé los auriculares y, mientras hablaba con un amigo por teléfono (fotógrafo también), saqué algunas fotografías de los hielos bajo mis pies. Es increíble la geometría que hay en la naturaleza y que, a pesar de ser obvia, cada día que la encuentro me sorprende aún más. La combinación entre hielo y piedras o las diferentes capas que forman las diferentes heladas una arriba de otra, todo me lleva a asombrarme.

Pueden ver el portfolio entero en este link, o haciendo click sobre la foto de arriba. Por única vez y porque creo que todavía no lo tenemos del todo resuelto, si quieren saltearse el ver cada foto individual (no son tantas tampoco), toquen la crucecita que hay abajo a la derecha y, cuando salga el menú toquen \”info\”, ahí tendrán todo el informe de ese portfolio.

Pocos días más tarde una subida a la montaña, organizada por el Club Andino Lago Puelo. El objetivo, era hacer la salida mensual y, en este caso, saldría salida con nieve, a entrenar un poco, a recorrer una senda que muchos no conocíamos, a ver un poco más del mundo en que vivimos.

Frío, húmedo y neblinoso. No sé para los demás, pero para mi un paraíso. Esa eterna contradicción que tenemos los fotógrafos, mi cuerpo desearía una temperatura primaveral con solcito, vista, andar en remera y cortos, pero mi cámara pide a gritos tormentas, nieblas, nieves, noches y todo lo que pueda ser desapacible y horroroso para vivir, se convierte en pura poesía cuando lo escrachás en el sensor de la cámara. Y sí, eso pasa generalmente, sino, quedan paisajitos de luz dura, colores lavados y aburridos. Iba a decir que quedan de postal, pero eso, para la mitad del mundo es casi un insulto y para la otra mitad un orgullo. Bah, como todo.

Cuestión que el día amaneció frío, neblinoso, nevado. Domingo.

 

Madrugada. Abrigados hasta el moño, iniciamos la larga fila de subida. Treinta humanitos siguiéndose los pasos, mirándose las espaldas, más dormidos y amodorrados que despiertos, fuimos subiendo paso a paso, tras un guía, tras una senda, tras algo que nos impulsa a subir y subir y subir. En mi caso, lo dije, la niebla, la nieve y el bosque. Y a eso me dediqué.

Quizás nos llevó una hora llegar hasta la nieve, quizás dos, no lo sé. Temía que se levantara la niebla pero no lo hizo. En todo el día. Dos horas, sí, fue lo que tardé en sacar la cámara, calzarle un angular y así fue como quedó todo el día. ISO automático, f8, prioridad de apertura y dedicarme a subir, respirar, fascinarme y disparar. Que la cámara se ocupe de la fotografía, yo de la composición.

Hace años aprendí que en las salidas con caminantes sos caminante y en las salidas con fotógrafo sos fotógrafo. Todavía no pude juntar ambas. Los fotógrafos no suelen caminar mucho, los caminantes detestan las paradas de los fotógrafos, tons, cuando la salida es para caminar, sé que mi tiempo de composición es muy corto, casi nulo.

Sólo tengo que pegarme a la punta de la fila y cuando veo algo paro, saco a pulso o con el monopie, compongo, disparo y con el ojo derecho quedo atento a que no se acerque el último. Generalmente, cuando veo al que cierra (que es de los guías del club andino), sé que se termina mi tiempo. Ahí guardo y arranco de nuevo, intentando llegar a la punta para poder parar nuevamente. No, no es lo ideal, pero es lo que hay. Difícilmente salga solo a la montaña y menos si la situación ambiental no es óptima, así que esta es la forma de fotear por ahora.

Las fotografías tienen muy poco color naturalmente, así que el pasarlas a blanco y negro fue solamente el epílogo de algo obvio. Espero les gusten.

Pocos días más tarde, otra inmensa nevada llegó. Justo la noche anterior de un viaje que había previsto a Bariloche desde semanas atrás, con un amigo. Me había comprado las cadenas para las gomas del auto y salimos. Quería que la fe me bastara, pero el hielo pudo más y se nos cruzó a unos treinta kilómetros de El Bolsón y no nos dejó por una semana. Es lo que yo llamo aprender a manejar en hielo por obligación. Usé sin dudar el mantra de un amigo: “poné segunda y andá a treinta”, yo le agregué ir detrás de los camiones que rompían el hielo o autos que ya hubieran puesto cadenas y así, a treinta, llegamos a Bariloche tras unas cuantas horas de viaje que, aunque fue un poco tenso por momentos, fue absolutamente diferente a lo acostumbrado en otras ocasiones.

Ya en la ruta tiramos las primeras fotos, los paisajes que otrora fotografiamos en otoño o en verano, ahora se mostraban repletos de nieve. Las montañas lejanas, las cascadas, las piedras, las lomas. Las cascadas, los bosques, todo cambia, todo toma otra dimensión.

Ya escribí del proyecto de Bariloche, no en este blog ya que cuando lo iba a publicar, no sé, me dio cosita y no lo hice (ver entrada \”Viví Bariloche\”). La idea era encarar un proyecto con un amigo, y así salieron los primeros días de foteo, los primeros atardeceres, las subidas a los miradores, las visitas al cerro catedral en invierno. Todo entre rutas heladas y manchones de nieve que lentamente iban desapareciendo.

Y todo venia bien hasta que dejó de venir así. No quiero repetirlo muy largo, simplemente, en un anochecer, idílico, en el lago Moreno, mientras ubicaba piedras para contrastarlas con el sol poniente, mientras el cielo se pintaba de todos los matices posibles, un tipo rompía una ventana del auto, manoteaba al azar y se iba con mi cámara de fotos de backup, la que uso para fotografiar aves y, lo peor, con el lente que uso para fotografiar aves.

Fue como un “interruptus”. Por más que le puse onda ya no me dieron ganas de quedarme otro día más, aunque arreglara el vidrio roto, aunque confiara que no volvería a pasar. Tras horas en la comisaría declarando, luego horas en otra con el tema huellas digitales, un buen rato intentando sellar la ventana con cartón, logramos llegar a una pizzería, cansados, descepcionados, enojado mi socio, triste yo. Agradecimos que fuera solo eso ya que siempre puede ser peor un robo, pero estas cosas te sacan de la cancha por un buen rato y eso fue lo que me pasó.

Así que parece que será una primavera de macros, de flores y de paisajes, sin aves, sin mamíferos. Si llego a fotear alguno va a estar tan chiquitito que ustedes, seguro, no lo verán. Pero bueno, hay que seguir, intentando dibujar día a día, intentando crecer con lo que hay y en eso estamos.

Les comento que no es común tener un julio así sin haber salido de vacaciones. Años de experiencia me enseñaron que cuando hay buenos meses de foteo, los siguientes suelen ser muy escasos o pobres, así que aprovechen este, miren fotos, disfrútenlas, que no sería raro que el próximo sea: agosto. Ni salí.

Les mando un abrazo.

PD: Viendo las fotografías que preparé, me doy cuenta que faltan muchisísimas fotos más que interesantes de julio pero, si espero a retocarlas puede que no las conozcan en su vida, así que muy posiblemente se las muestre en una próxima entrada.

 

 

 

 

 

 

 

por Leo F. Ridano en Patagonia Argentina Photo https://ift.tt/2BvJLqH

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