Hay días en que en esta foto veo un cielo espectacular y otros en que veo una nube negra adelante de un cielo que podría haber sido grandioso si ella no estuviera.
Pero el cielo grandioso se debe a las nubes y esta nube era parte de ese momento, de esa grandiosidad. Ya sea por oposición, por comparación o por lo que fuera.
Hoy, buscando una fotografía para escribirles, me tocó ver ambos, la nube negra y el cielo espectacular jugando con mi alma. Y pensé que quizás estuviera evolucionando o, posiblemente, me haya cansado de juzgar y pensar cómo hubiera podido ser mejor.
Es aceptar? Quizás si.
Pero luego de una semana intensa, con una sesión de biodescodificación potente primero, que siguió días después destrozando pedacitos de mi vida, creo que más que aceptar no me queda otra que sonreír y saludar, como los pingüinos de Madagascar, sin intentar entender.
El cielo es cielo.
Las nubes bailan a su ritmo.
Yo decido si sigo de largo, disfruto el baile o analizo a los bailaores.
Los abrazo
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