Estas son algunas de las fotos de las heladas de junio en mis caminatas de la semana pasada. Porque, aunque intento mantener el ritmo, cada charco me mostraba una obra de arte, una mirada, una poesía, una pincelada.

La naturaleza me mostró, en trescientos metros, tres o cuatro charcos congelados donde no pude encontrar ni un patrón repetido. Encontré mares, orillas, islas, corazones, soles, amaneceres, rayos. Encontré olas, ondas, vientos, dibujos y paralelismos. Encontré amaneceres, atardeceres y todo un mundo nuevo. Fotografiaba pensando en la variedad, en lo diferente. Muchos dibujos distintos dentro de un mismo ser. Todos eran hielos, pero ninguno era igual a otro. Como nosotros. Todos somos personas, pero ninguno es igual a nadie.

Y así como yo no podía pedirle al hielo que en cada dibujo me hiciera sentir lo mismo que en el anterior, tampoco podemos hacerlo entre nosotros, los humanitos. Bah, lo hacemos, pedimos y nos enojamos cuando el otro lo hace porque es tan básico y absurdo como el conocido dicho de pedirle peras al olmo. El dicho todos lo entendemos, pero pedirle a otro que sea como uno, es tan absurdo como las famosas peras del olmo.

Pero no lo vemos.

Creemos que por ser todos humanos deberíamos pensar, comportarnos, sentir igual. Pero no. Puede haber similitudes, pero no dejan de ser relativas. Es muy importante que, en cada relación (pareja, familia, colectivero, jefe, cajero…) recordemos esto. Yo soy yo y tengo mis emociones y estados de ánimo del momento, el otro es el otro y tendrá los suyos. Solo nos queda encontrar la mejor conjunción entre ambos.

Ayer nos lo decía la chica que atendía el bar al que fuimos: \”preparé la mesa especial para ustedes para que estén más cómodos y traje la jarra de agua grande porque sé que lo van a apreciar, y una no sabe cuando, con un gesto así, puede hacer una diferencia en el día de una persona\”.

Siempre hacés la diferencia si tratás bien a alguien, siempre. Y hace falta. Así que a cada hielo su dibujo y a cada persona su sonrisa, para que vayamos construyendo ese mundo mejor que tanto hace falta.

Los abrazo.


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