Asadito o la venganza de la vaca.

Estos días muchos amigos y conocidos estuvieron contactándose conmigo para preguntarme si era verdad que había un incendio en El Bolsón y si estábamos bien. Y si, hay un inciendio en El Bolsón y también, por suerte, estamos bien. Es más, todos los veranos hay incendios en la zona y por suerte, hasta ahora, muchos pudimos estar bien mientras otros perdieron todo con el fuego. Suele pasar y es horrible.

Y todos los años, cuando el fuego no se apaga luego de una semana, la población empieza a juntar agua para los que combaten las llamas, buscamos freezers donde enfriar sus bebidas, juntamos fruta y comida para los pobladores. Y las radios explotan pidiéndole a los vecinos que no vayan a curiosear al pedo porque solo molestan a los que están trabajando pero, si, es irresistible, así que vecinos y turistas igual van a curiosear al pedo porque está en nuestra naturaleza querer enterarnos de todo de la propia fuente, parece.

Y aunque está pronosticada una semana con temperaturas que rondarán entre los treinta y los treinta y cinco grados algún día lloverá, espero y el fuego se apagará. Y se formarán grupos barriales para evitar que esto pase en otro momento y se volverá a discutir el sueldo o el pase a planta permanente de los brigadistas y la gente se juntará a plantar árboles nativos o a hacer bolas de arcilla con semillas de plantas nativas para tirar en el quemado y así regenerar un bosque que se perdió.

Y todo esto, por un asado. Lo cual no sé si está tan mal, ya que otras veces los prendieron de puro gusto, otras para poder extraer madera y hongos en otoño. A veces los prenden para poder utilizar esos terrenos más tarde. Y hasta hay veces que les prenden el terreno al vecino para vengarse de algo. Pero esta vez fue por un asado. Y la gente pide castigo. Y les inician una causa o lo que se haga en estos casos judicialmente, y todo, por comerse un asado y apagarlo mal.
Recuerdo de uno de mis compañeros de campamento que hacía fuego donde se le cantaba y cómo se le cantaba. Decía que había que ser muy idiota para que se te fuera. Y, es verdad, nunca se le escapó un fuego. Como calculo que tampoco se les había ido a los que se comieron este asado cerca de un pinar. Es más, no creo que a ninguno de los que se les fue un fuego alguna vez, como pasó con este, fueran incendiarios por error recurrentes. La otra vez habían sido unos chicos jugando detrás de la escuela en medio de un bosque en pleno verano también y es así, nunca se le va un fuego a nadie, hasta que se le va una vez. Y ahí empieza de nuevo la peli del verano: si tenemos aviones o no, si alquilamos helicópteros o no, si tenemos agua, las botellas de agua para los brigadistas, las frutas y comida para los pobladores, la juntada de guita y donaciones para la gente que perdió todo, las bolitas de arcilla con semillas y las reuniones para organizar el comité anti incendios barrial.

Siento que en algún lugar de nuestro ADN prendieron la función LOOP de manera que podamos hacer las mismas cosas buenas y las mismas taradeces cada cierto tiempo, porque es increíble que esto siga pasando. Aunque creo que también ayudan las probabilidades en estos casos, por ejemplo, si hay treinta y cinco mil habitantes en la comarca andina, que haya tres que tengan ganas de morfarse un asado o prender un fueguito en un bosque porque ellos sí saben como contenerlo, no es mucho. Tres de treinta y cinco mil, es un 0.00008 por ciento. Y el problema en sí no es que sean tres de treinta y cinco mil, sino que no sabemos con anticipación quienes serán esos tres. ¡Sino sería fácil de solucionar!

Ahí me acaban de contar que se están juntando potes para los brigadistas, tipo los de crema o dulce de leche. Esa no la había escuchado todavía.
Perdón, vuelvo al tema, entonces, tres de treinta y cinco mil prenden fuego. Si no puedo encontrarlos antes y, una vez que prendieron se nos va (como sucede todos los años), la única forma de evitarlo es poniendo leyes, reglas pero no solo eso sino, hacer que luego se respeten, que se cumplan.

En los últimos años se impulsó en la Comarca Andina, la ley de que si te tienen que ir a buscar a la montaña porque te perdiste o te mandaste alguna cagada, sos vos el que tiene que pagar todos los gastos generados por eso. Y me parece que funcionó bien porque cada vez escucho menos de gente perdida en la montaña.
¿Por qué no puede hacerse lo mismo en este caso? Bruta multa si estás haciendo fuego donde no corresponde y, si te la mandás y se te va, que te pasen la factura cuando la cosa termine. En este caso, a los cuatro muchachos del asado, luego que ellos se repartan los porcentajes que pagará cada uno.

Sino, en verano se come sanguchitos de jamón y queso. O ensalada. Y si querés asado lo hacés en tu casa o dentro de una parrilla en serio. Pero no en el suelo. No cerca de un bosque. Menos un bosque de pinos. Y menos aún cuando venimos con un verano con una inmensa cantidad de días de treinta grados para arriba.
Porque si vamos a depender de lo que la gente cree que es correcto estamos medio fritos, porque a pesar de que el noventa y ocho por ciento de la población más o menos sabe y respeta lo que es correcto, el dos por ciento restante es un peligro. Son los que comen asado dentro de bosques de pino en verano, son los que te pasan en la ruta en una curva ciega a ciento treinta, son los que riegan el pasto con agua de red cuando no hay agua para tomar, son los que impulsan un proyecto minero que da pérdidas y nos deja sin agua limpia, los que fumigan con productos que salvan sus frutas pero nos dejan sin abejas y, de a poco, nos van dejando sin mundo también.

Soy amante de la vida en todas sus formas para mi lo que le da vida a esta parte de la Patagonia es el bosque. Mis energías se cargan en el bosque, mi aire lo genera un bosque, mi agua está gracias a los bosques, la regulación de la temperatura también y la increíble riqueza de vida que hay dentro de un bosque no se encuentra en otros ámbitos por esta zona. Por eso me duele que se queme tanto bosque. Pero lo peor de todo no es eso, sino que cada vez estoy un poquito más acostumbrado a que esto pase y eso, duele mucho más.

Pienso que la gran mayoría de los incendios forestales son tan evitables como tener que seguir sufriendo políticos corruptos o empresarios que atentan contra el bien de la comunidad por intereses mezquinos. Pero sólo depende de nosotros hacer que esto cambie. Y no, no es mediante el voto. Sino mediante el respeto, por nosotros, por los otros y por la vida del resto de los seres que habitan este mundo.