Tiempos raros. Diferentes.
Una gripe, que no se sabe si fue creada por una mente macabra, una exitosa mente comercial o si fue producto del calentamiento global, se esparció por el mundo conocido, el mundo real, de una forma impresionante. Quizás pega como una gripe común pero nos quieren convencer que no, que es peor, así que ante la duda le hacemos caso hasta que se demuestre lo contrario.
Como medida de precaución y, a la vez, intentando no cometer los mismos errores que otros países, Argentina cierra sus fronteras para evitar que esto se convierta en desastre. No es el único, muchísimos lo han hecho ya. Y, también, le piden a la gente que se quede en casa, que no salga, que no se junten, que aguanten un poquito para que el virus desaparezca o se cree la vacuna o para que no colapsen los sistemas de salud o no sé muy bien qué, pero por lo pronto uno debería salir sólo si no queda otra opción.
Y esto trae situaciones que hoy por hoy son extrañas, como gente encerrada en su casa que no sabe qué hacer todo el día en su casa.
Pienso en la peste negra. Todos caían como pajaritos y no tenían ni idea por qué, cuál era el problema, cómo hacer para evitarlo o al menos pelearle. Esta vez, al menos sabemos que no saliendo estaremos seguros. También sabemos que se contagia de tal o tal manera. Ellos no sabían nada. Te la agarrabas o no.
Cuando pienso en la situación que vivimos actualmente y la comparo con aquella, pienso que esto es un chiste realmente. Estar encerrado en casa, con todas las posibilidades y comodidades del mundo moderno no es estar encerrado. Ahora, si lo fuera, si te sintieras encarcelado entre paredes sin saber qué hacer, no estaría bueno pensar para qué sirven todas esas huevadas que te rodean y por las que trabajás a diario para pagar? Cuántas veces escucho amigos decir que no se bancan más el trabajo y que preferirían estar en casa? Upa, se les dio a unos cuantos. Hoy no ven la hora de volver al trabajo.
Mi trabajo es en casa, mi trabajo después del trabajo también es en casa. Vivo en casa y suelo estar la mayor parte del día y de los días en casa. Sin embargo, si no pudiera hacer lo que siempre hago (cosa habitual por los cotidianos cortes de luz), no sé, qué haría?
- Leería. Tengo miles de libros pendientes.
- Aprendería a dibujar y a pintar. Un lápiz, youtube y arrancar. Cuando salga a comprar comida me compro algunos lápices de colores y empiezo con la pintura.
- Aprendería a meditar.
- Me sentaría en un sillón cómodo y escucharía algún concierto de los famosos, de los conocidos de lo que no tengo idea. El punchi punchi aburre rápido, la música clásica, cuando encontrás lo que te gusta, puede sorprenderte por días.
- Retocaría las millones de fotos que tengo pendientes. Ups, no, eso es laburo.
- Aprendería a cocinar sano. O, más bien, intentaría lograrlo ya que hace años vengo cocinando sano pero me sale horrible.
- Tiraría toda el azúcar por el inodoro, a ver cómo es una vida sin azúcar.
- Leería el libro de Marie Kondo que tengo en la mesa de luz hace meses y tiraría todo lo que no sirve. Buen momento para limpieza en casa. Si no tenés el libro, tirá todo lo que no sirva igual.
- Miraría la heladera con detenimiento. Seguro merece una limpieza. Los cajones de verdura siempre están terribles y no es raro encontrar un tomate disfrazado de Papá Noel.
- Escribiría, como ahora, una entrada en el blog.
- Escribiría en mi diario y si no lo tengo lo invento. Sepan que cuando esto termine o antes, que no sé cómo carajo lo hacen, se publicarán cientos de libros llamados “cuarentena”, con pensamientos de sus autores de lo que hicieron en todo este tiempo (obviamente que estuvieron escribiendo pero ellos dirán otras cosas).
- Agarraría mi ropa vieja, esa que ya pasó el momento de ser tirada y no sirve ni para trapo de piso e inventaría nuevos barbijos. Algún barbijo que sirva realmente y que se pueda hacer en casa con trapos en desuso.
- Volvería a agradecer que estoy encerrado en casa en vez de estar con mi familia y amigos haciendo cola para entrar en una cámara de gas.
- Pensaría y analizaría si es lógico que me aburra porque no puedo salir y tengo que quedarme adentro de una casa confortable con comida, música, televisión, internet, ducha con agua caliente, agua potable y calefacción.
- Buscaría formas en las nubes, formas conocidas y las dibujaría antes que cambien de forma.
- Haría un listado de cosas que me gustaría hacer o lograr durante lo que me quede de vida. Qué necesitaría para ser feliz, según mis creencias actuales. Y luego pensaría como podrían ser los pasos para llegar a ellas.
Hoy, temprano, veía un video de gente, en España, encerrada en sus casas, mirando por las ventanas, cantando. Imagino que era un video alentador, feliz pero al verlo me dieron ganas de llorar, no sé, me cuesta creer que la gente se pueda aburrir. Vivimos en un universo divino, repleto de enigmas para descubrir, donde la magia ocurre a diario, en el crecimiento de las plantas, de las personas o en lo que veas.
Tenemos muchísima comodidad, muchísimas bendiciones que, por momentos, empiezo a pensar que quizás son demasiadas si no nos sirven para ser felices en casa, estando sanos en casa.
Dios quiera que esto no dure mucho, pero mientras lo hace, no estaría bueno que nos sirva para crecer?
Abrazo inmenso, ruego por que todos gocen de inmensa salud, pídoles que se queden adentro, no se expongan al pedo y espero que todo esto pase pronto.
por Leo F. Ridano en Leo F. Ridano https://ift.tt/2wakoc2
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