Soy persona de rituales (otros me dicen estructurado) y, uno de ellos es acostarme en la hamaca paraguaya, los domingos a la mañana, a leer lo que me pinte.
Y lo que me pinta tiene diferentes nombres, aunque generalmente arranca con blogs que elijo según cómo me venga el día. A veces son huevadas de fotografía, a veces de comida sana o vida sana y otras veces son un poco más profundos, más serios o que me hagan ver un mundo nuevo.
Hoy, domingo, por ende, vine a la hamaca a leer. Pasé unos blogs primero, buscando novedades interestantes del coronavirus, luego iba a seguir leyendo un libro nuevo de DuChemin que bajé el otro día gracias a una promoción que él hizo por la cuarentena, pero sentí que necesitaba algo diferente, algo más profundo, con más base o que me ayudara a bucear más en lo que siento en estos días. Por eso terminé buscando el libro “More than a rock” de Guy Tal, un libro que alterna belleza suprema con embole increíble, principalmente por su uso de un inglés muy rico y complejo, que supera ampliamente mi capacidad de lectura en esa lengua. Pero hoy estaba inspirado y le dediqué toda mi atención, así que lentamente leí un par de sus notas.
Y joder que era el día para eso.
En un párrafo habla de hace años, cuando sus fotografías se vendían sin problema, lo que le permitía hacer una vida cómoda (económicamente hablando) pero que, poco a poco, fue dejando de satisfacerlo. Quería pasarse a una fotografía artística, con más sentido, pero ésta deparaba un futuro incierto. Pero era como un llamado, una necesidad. Guy Tal cuenta que difícil de entrada pero luego, de a poco, fue encontrando su camino.
Esto me pega mucho porque hace años que no me convence mi momento fotográfico en sí. Me encantan las fotografías que puedo producir hoy, estéticamente hablando, pero siento que no alcanza. Que hay mucho más atrás de eso y que es lo que tengo que buscar.
En otro artículo habla de la Generación X, generación de la que soy parte, quizás la última que conoció un mundo de cierta forma. Nuestra generación instigó la revolución de la computadora personal e Internet para el público, vivimos el fin de la guerra fría. Nuestra época llevó el consumismo hasta nivels ni siquiera soñados. Somos la generación que aprendió lo que es la poluciónc, los riesgos del cambio climático, los injusto del crecimiento basado en la economía y el alza de los poderes de las corporaciones financieras hasta lugares demasiado altos. Posiblemente seamos recordados como la última generación que conoció la vida antes de la llegada de los gadgets, que quizás podríamos haber hecho algo para pararlo pero que no lo hicimos. Veo a los jóvenes y los niños de hoy y siento que no está tan equivocado en lo que afirma, desgraciadamente.
Estas ideas, principalmente, dispararon un sentimiento de escribirles, hoy, a los que estén en cuarentena pensando por horas los nombres de películas a partir de dibujitos del WhatsApp o a los que no pueden desprenderse de Netflix y van por la temporada 146 de su serie favorita, que piensen un poquito si no es el momento ideal para empezar a planear el resto de su vida. Quizás, incluso, para empezar a vivirlo, a crearlo, a aprenderlo o al menos, a pensarlo.
El noventa por ciento de mis conocidos odia su trabajo. Siente que es esclavo, que no tiene vida, que no es lo que quería.
Ok, ahora es su momento. Tienen unos quince días (por ahora, pero calculo que podría extenderse unos cuantos meses más) para pensar cómo les gustaría vivir de acá en adelante. Si te gusta la costura y no sabés un pomo bajate un video y aprendé a coser o a cortar tela o lo que se pueda, da tus primeros pasos, usá tela que seguro tenés al pedo en tu casa, usá tela vieja, transformá un pantalón de descarte en diez barbijos. Aprendé a arreglar tu computadora que anda mal o a vaciar tu teléfono, aprendé a cocinar para algún día abrir tu restaurante o hacer comida a domicilio, aprendé a hacer dulces si tenés los elementos o quizás licores diferentes. ¿Qué te gustaría? ¿Viajar? Es un buen momento para planear, leer de diferentes lugares, programar qué harás cuando realmente puedas ir.
Siento que no estoy pudiendo explicarme del todo así que daré una vuelta. Hoy vi en Facebook la foto de una señora mayor, que contaba que en su vida había pasado tres años en un pozo, durante la segunda guerra mundial evitando ser encontrada, sin bañarse y si comida casi. Luego de eso, dos años en un guetto. Nosotros nos quedamos encerrados en nuestras casas, con luz, agua, comida, entretenimiento. Algunos con sueldo incluso. Pensaba en mi hija que estaba empezando su primer año de universidad, estaba a punto de pisar su primer aula en la facu. Tenía una ilusión impresionante. Y no arrancó siquiera. Quizás arranque en un mes. En dos, tres o en un año, no se sabe.
Y pienso en ese año desperdiciado en diez capítulos diarios de una serie pedorra que pronto olvidará y me da tristeza. Muchísima. ¿Qué pasaría si dedicara ese tiempo a aprender a dibujar, a cocinar, a cultivar, a hacer ejercicio, a meditar, a contemplar o a caminar al menos?
Es por eso que a mi amigo pintor le digo que ahora es el momento de ponerse a pintar.
A mi amiga diseñadora, que es el momento ideal para crear productos, aunque no pueda realizarlos por falta de guita, de medios o por no poder salir a buscar materiales.
A mi amigo fotógrafo: ahora es el momento de ver tus interminables catálogos de fotografía y ver si encontrás una chispa de alma en ellos, esa luz que te haga guíe para inventar una forma de subsistencia que te permita largar tu laburo fijo algún día.
A mi amigo que le gusta hacer manualidades no le digo nada, está haciendo una pipa por día! Un grosso realmente.
A mi amigo cocinero sólo le puedo decir que afloje un poco porque va a salir rodando, pero puede que haya un poco de envidia de mi parte al ver las fotos de sus cenas.
¿Cuántas veces nos hemos quejado de lo que nos dio el destino? ¿Cuántas veces rogamos poder quedarnos en casa pero sin fiebre para poder hacer otra cosa? ¿Cuántas veces pedimos un punto de inflexión, un giro repentino en nuestras vidas que nos ayudara a cambiar el sentido de la misma y orientarla hacia un estilo de vida que nos guste más?
Ahora es el momento. El mundo hizo “pido gancho”, alguien lo puso en “pausa” por un rato. Acá en Argentina, afortunadamente, no estamos tan mal como en otros países, al menos todavía y Dios quiera que no suceda, así que estamos en casa, sanos, con comida, comodidades y mucho tiempo.
¿Qué más necesitarías para empezar a caminar la vida que siempre soñaste?
por Leo F. Ridano en Leo F. Ridano https://ift.tt/3biJh4a
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