Hoy vino una guía mujer, se sentó a mi lado y me dijo:
“Llegará el despertar del verano, cuando pase la primavera. Y luego volverá recién el otoño y el invierno.
No tienen una idea lo bello que es eso, el ritmo, el color, los aromas, el cambio de temperatura, de sensaciones. Cada temporada tiene diferencias, y no son solo externas, son internas también.
Y cada vez que cambia, encontramos una nueva adaptación en nuestro cuerpo.
Uno podría imaginarse el paso de las estaciones y los años como un círculo pero no lo es, es un espiral, ascendente, cada año una nueva primavera, un nuevo otoño, pero éste viene cargado de buenas nuevas.
No, no es vejez lo que llega con cada otoño, es sabiduría, es cambio, es liviandad.
Jamás viviste dos estaciones iguales, Jamás empezaste una primavera igual.
En vos el cambio es en otoño e invierno, en otros es en primavera o en verano. No importa, pero hay un momento del año, una estación que nos es más significativa.
Digo esto porque anular las estaciones, como anular el flujo del día, es decir, la noche y el día, anular la temperatura o la humedad o la lluvia y el sol, sólo van anulando sensores en sus cuerpos, en los vehículos que tienen para transitar el mundo de hoy.
Todo es perfecto, el vehículo, el momento, y las transiciones. Pueden verlo o no, pueden aprovecharlo o no.
Yo solo vengo a recordárselos.
Hay una melodía, una bella melodía con altos y bajos, con ritmos y acordes. Y la melodía tiene momentos o, más bien, la sinfonía los tiene, o la canción, momentos en que baja, momentos en que sube, que brilla y que se detiene.
Son los ritmos del año, del día, de las semanas, son los ritmos universales… todo tiene ritmo.
Hoy, empiezan uno nuevo, están empezando un nuevo ritmo.
Un ritmo que podría leerse como la primavera galáctica o, al menos, para ustedes ahí, la primavera de la tierra.
Terminó el invierno y el aire ya cambió. Y si, hay alergias, alergias por todos lados, los cambios que hace la tierra ante estos eventos se notan, se limpia, limpia su superficie para poder empezar de cero, nueva, regenerada.
Volcanes, movimiento, no son más que la limpieza que hace para escurrirse tanto invierno, tanta sombra, tanta oscuridad y nos pide que hagamos lo mismo.
Gaia nos pide que hagamos lo mismo, que pasemos de invierno a primavera, que estiremos, que veamos el sol, que sintamos el viento, que limpiemos, alivianemos y si, nos avisa que no es raro que tengamos síntomas de limpieza, alergias, mocos, toses, pero con agua y paciencia todo irá limpiando, preparándonos para un nuevo verano.
Se terminó el invierno y es momento de vestir colores, de agradecer la luz, de agradecer el despertar en las plantas, en la vida que se expande, en las posibilidades y en los nuevos horizontes que se ven a lo lejos.
Y si la primavera no coincide con el lugar donde vivís, sabé que igual está sucediendo. Y aunque pueda avecinarse un invierno frío, quizás más frío que otros, sabrás que no es otro invierno, ya no hay otro invierno, ya no habrá más de esos inviernos con oscuridad y frío por todos lados, adentro, afuera, y en el alma.
Es hora de salir, de brillar, de despertar.
Es hora de abrir el corazón.
Yo lo estoy haciendo. Y lo haré igual porque es mi llamado.
Me acompañan?
Me encantaría que así sea.
Los amo.”
Los abrazo.
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