Ver el equilibrio

Viene a mi mente, al pensar cómo podría seguir la historia, cómo me gustaría que lo haga, cómo me gustaría que siguiera esta historia. Y quería pensar eso ahora, por un ratito al menos.

Siento que me gustaría un mundo de amor, de paz, de compartir, de generosidad. Pero ¿es eso posible? ¿Hay alguna posibilidad de que podamos vivir en paz, armonía, generosidad? Si muchas veces no la encontramos dentro de nosotros mismos siquiera.

Veo venir a mis guías y seres de luz, agradezco que vengan, porque no sé muy bien donde me meto con estos pensamientos. Aunque estoy bien, y por eso me animo a caminar caminos así.

Buenos días bellos. Buenos días, me responden.

¿Hay algo que tengan que decirme hoy o que quieran decirme hoy? No aún, preguntá primero, responde alguno.

¿Viene un cambio visible en el mundo? ¿Un cambio espacial? ¿Un cambio de vida? Anuncian muchas cosas de estas y si bien sé que no tengo ni he de preocuparme, me intriga un poco cuanto de todo esto es real.

¿A qué te refieres con todo esto? Lo que se habla, lo que se anuncia, las malinterpretaciones que siempre están y quedan dentro del ego nuestro.

Habrá cambios, si habrá cambios. Y grandes y visibles, pero el que no los quiera ver no los verá, como siempre. El que no quiere escuchar no escucha y el que no quiere sentir no siente. ¿Lográs ver la belleza de la situación?

Creo que sí, es fantástico, es individualizado al 100%. Exacto.

¿Qué querés ver?

¿Te das cuenta que si tuvieras poderes para quitar el mal del mundo, o lo que ustedes llaman mal, también quitarías gran parte de las experiencias de este mundo? ¿A qué vienen acaso?, ¿no vienen a aprender? ¿Qué pasaría si al levantar las manos y sacar energía pura de tu corazón ya no hubiera penas, ni retos ni enojos ni nada?

¿Llegás a ver el delicado equilibrio? Si, lo entiendo. Es bello, es asombroso más bien.

Pero, entonces, ¿a dónde vamos? ¿hacia dónde vamos como individuos? ¿Qué camino debería estar buscando hacer? ¿Qué puedo pretender aprender? Dicen que soy sanador, pero ¿sanador de qué? Si cada uno tiene su camino, ¿cómo puedo sanarlo? ¿No evitaría su aprendizaje?

Volvemos al equilibrio, y para eso vamos a poner tu reunión de las noches. Aquello que fue enriquecedor, sumamente enriquecedor, comenzó a tener momentos de invasivo, de fanatismo, de ironía, ridiculez, no sé, cómo quieras llamarlo. ¿Cambió algo?

Si, hubo cosas, se fue gente, se fueron reduciendo las voces.

Si, eso influyó, pero también fuiste cambiando vos. Aquellas voces que te devolvieron una explicación de un camino empezaron a sonar paradigmáticas, limitantes. Esto es lo mismo. Podés sanar, pero debés saber qué sanar, podés abrir ojos, pero debés saber abrir ojos y comprenderás que no todos los ojos se deben abrir ni todos se abren igual y, a la vez, debes permitir que tus ojos también se abran. Porque no hay abierto o cerrado, sino grados, diferentes tipos de apertura o cierre.

Paso a paso van creciendo, y paso a paso van comprendiendo el juego éste. Ahora, la pregunta que seguiría es: ¿es un juego en verdad? Y no, no lo es. ¿Es un aprendizaje? No, tampoco. Es volver al origen. Cuando caminaste a Santiago, de alguna forma estabas volviendo, si bien no recordabas Santiago de Compostela, ni recordabas conocer a Santiago, si bien jamás habías hecho la peregrinación ni recorrido el norte de España, estabas volviendo, volviendo a encontrarte con una parte tuya de otra época, de otra vida, de otro momento. Ustedes están volviendo, volviendo a armarse, volviendo a encontrarse y sí, sabemos que no es fácil. Y cada vez se complica más.

Las distracciones cotidianas en esta era son mucho mas intensas que las de antaño. Si bien pueden imaginar o creer que viven mejor ahora, con tanta tecnología a su servicio, tan conectados, tan relacionados, no es así, es lo opuesto, es casi imposible conectarse con uno mismo si no es algo intencionado, es casi imposible escucharse aunque lo intentes. No hay oídos tan poderosos para tapar las voces eternas e infinitas de la tecnología, que entra por lo visual, lo auditivo, constantemente, que te pide cosas constantemente y no te da lo que necesitás, sino lo que piensa o supone que puede atraparte más.

¿Cómo seria tu peregrinar en esta época? ¿Cómo sería criarse en la calle, como hicieron ustedes hace mucho, pero en esta época? Sensaciones pasadas como no imaginar a dónde irías de vacaciones mutaron a creer ciertamente cómo será el lugar a donde vas, lo que genera, justamente, el efecto contrario, la decepción en muchos de los casos.

Cuando eras joven, se tenía lo que se tenía y se agradecía. El desafío en muchos momentos era conseguir un poco más para estar mejor. Hoy, el gran desafío es dejar pasar, es comprender que la mayoría de ustedes, al menos los que leen esto, tienen comida de sobra, objetos de sobra, información de sobra. Tienen ideologías de sobra, posturas ante las cosas de sobra y tantas pero tantas cosas les sobran que se indigestan con ellas, engordan con ellas, se abruman y no tiene que ser así, sino que deberían simplemente largar. Abrir la mano y largar.

No sé si llegás a ver la sensación que intento transmitir.

Si, creo que si. Moví mi mano a la izquierda, agarré el sahumerio que me gusta, lo prendí en la vela de la derecha mientras agradecía y luego tomé un mate. Hago todo esto mientras escribo y veo la vida silvestre en mi ventana, escucho los cantos de los pájaros en una casa caliente, cómoda, escuchando música que no elegí específicamente y si, me doy cuenta que durante mucho tiempo esto mismo lo hacía con una lapicera en una libreta donde se pudiera. Y si bien cambió el contenido de lo que escribo, es lo mismo, salvo que ahora me distraigo mas. Ya sea por el editor de texto, porque le pifio al tipeo, porque me acelero y altero las teclas, porque vaya uno a saber qué.

A eso me refiero. El minimalismo nació pensando en eso, y aunque se convirtió en una moda y no pasa de ser más de lo mismo, puede ser un camino a mirar, una idea a seguir. Pero si bien la idea es despojarse de lo innecesario, el primer paso es no seguir acumulando lo que no se necesita. No seguir adquiriendo lo que no hace falta. Y si te fijás, volvemos a lo de siempre, alimentarte menos para no tener que desechar tanto y alivianar, el no comprar envasados que te obliguen a reciclar o tirar mucha basura y así, volvemos a lo mismo. Mucha oferta sólo crea mucha necesidad de invertir energía para reciclar, para vaciar, para volver a lo básico.

Tu pregunta no es si lo necesitás o no. Es al revés, cuando sientas que necesitás algo, ahí lo buscás, pero no buscás por buscar y ver si lo necesitás o no. No es buscar y ver fotos y fotos de comidas y ver cuál querés. ¿Qué sentís que necesitás? Y si no necesitás nada, sentate abajo de un árbol a leer, a mirar, a dibujar, a pensar, meditar, conectar, enraizar. Comprenderás que no hay mucho más que eso.

Gracias.

Leo las preguntas que había escrito antes de empezar y vero que me contestó muchas de ellas ya.

¿Hay algo que pueda hacer por la humanidad, con humildad lo pregunto, que no esté haciendo hoy o no se me haya ocurrido o no esté viendo?

Si, muchas cosas, pero el tiempo irá mostrándotelas. Lo que no hacés hoy o no ves hoy es porque aún no podés verlo, no tiene mucho sentido que te lo diga aún. Vaciá. Vaciate. Sentite liviano. Ahí vendrá la voz que estas buscando ahora.

¿Puedo conseguirlo? Por momentos dudo. Si podés, dice riéndose, todos pueden. Es que tienen que cambiar conceptos e ideas antiguas, viejas, que quedaron en deshuso. Tu miedo es la comida, es si tendrás suficientes nutrientes, proteínas, grasas, carbohidratos y todo eso y ya te dijimos que si, que los tendrás, que te relajes, mejor poco que mucho, mejor liviano que pesado, en esta época tenés que limpiar, así que hay que limpiar ahora, ya vendrá el invierno para volver a cargar. Pero ahora limpiar, el cuerpo, la casa, el alma, el tiempo, el momento, los días, las horas. Limpiar de debos, de “deberías”, de “me gustaría” y de “recuerdo”.

Limpiarte es poder sentarte donde estás ahora, en la ventana, mirar por la ventana los pájaros comer y darte cuenta que está bien. Que todo está bien.

Darte cuenta que cada uno hace al aprendizaje que tiene que hacer según su momento, que vos podés estar bien mirando por la ventana pero aquel que le preocupe algo es porque debe resolverlo, ya sea su preocupación ante eso o lo que le preocupa en sí de eso.

Ilógico sería que vos te preocupes por los que se preocupan, ¿no? Como que no pareciera tener mucho sentido. Y si, es así, no lo tiene.

El camino es individual, es propio. Y si bien uno puede andar en yunta, en banda, con la tribu entera, cada uno tiene su camino, los pasos de cada uno pisarán donde deban hacerlo, y aunque alguien intente pisar sobre las huellas del que camina adelante, en algún momento se cansará, se olvidará, se desviará o preferirá pisar en otro lado.

La tribu, que tanto nos ayudó y que aún lo hace, paso a convertirse, de alguna manera, en una cárcel. A ver, será difícil no malinterpretar esto. Los otros nos protegen, nosotros hacemos lo mismo con los demás, esa era la parte de aunarse que sirve, la de abastecernos entre todos, la de acompañarnos, la de defendernos. Unidos, en manada, se crece más fácilmente y seguro. Pero a la vez, la ultradependencia del grupo hace que el pensamiento se contagie, que el pensamiento se modifique, se ensucie, se tiña. Logra que por momentos uno no pueda pensar por si mismo. Porque por algo el otro lo hace como lo hace. ¿Y si tiene razón y no lo estoy viendo?, es lo que suele pensarse

Equilibrio. Nuevamente. Encontrar el equilibrio.

Gracias. Siento que mucho de esto lo escribí yo, pero, a la vez, que no lo escribí yo. ¿Cómo es eso? No, fui yo, tranquilo.

¿Hay algo que deba preguntarte que no haya preguntado?

No, no hoy. Practicá en el día a día. Practicá la impecabilidad pero siendo como sos, es decir, analizá cómo va saliendo el día sin pensar en qué estás haciendo o cómo reaccionás, eso te habla de tu crecimiento, eso te habla de tu evolución. Si estás conteniéndote y pensando todo mil veces serás lo que tu raciocinio entregue, si estás viviendo al tun tun pero sin analizar cómo salió, no es muy diferente de un mono (sin ofender a los monos, desde ya).

Pero siendo quién sos y como sos, podés ver dónde la cagás, dónde metés la pata, dónde te fuiste de mambo, hablaste rápido o lo hiciste con mala intención o, al menos, una intención no tan buena. Y no es que haya que corregirlo tipo lección, sino que al verlo irás incorporándolo.

Ese es un lineamiento interesante para el camino que les toca hacer hoy. Mirarse desde el espectador, comprender desde el ser interno y volver a actuar.

Muchas gracias.


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