Octava de frecuencia.

El salto a la quinta dimensión no es el augurio de ninguna salvación, no es la panacea, la vuelta al paraíso original ni nada de eso, es simplemente un salto, un salto que se hace adentro y no afuera y eso es lo que queremos decirles hoy.

La elevación de consciencia, del planeta, humana, de los habitantes sean la especie que sea, es interna no externa.

No es que asciende de octava la tierra y ustedes van pegados a ella, no, es como un tranvía abierto que pasa a una velocidad y que si no te subes te quedas. No se detiene, no espera, no baja la velocidad.

Esa velocidad que va subiendo a diario, constantemente, esos estallidos solares, esas erupciones, son movimientos energéticos que aceleran la frecuencia del planeta, de los animales, de las plantas y minerales también, vos como humano, deberías ajustarte también y, si bien los están ajustando si o si, se necesita que activen, ustedes, que cambien la frecuencia interna, la de pensamiento, la de emoción contenida, la de dolor, la de historia, la del mundo que están dejando atrás.

Porque esto no será otra vida, será el misma pero con otro enfoque.

Si no puedes dejar el pasado atrás estará todo bien, seguirá todo igual y si, se puede vivir así, no pasa nada, no hay repruebe ni nada de eso, pero si buscas un mundo nuevo debes ser un ser nuevo, y ser un ser nuevo significa dejar todo aquello que no suma, que te traba, que te ancla al pasado.

Y sí, ¿qué es lo que te ancla al pasado? Bien lo escondiste, la parte de tu familia que no vibra como vos, aquellos amigos que solo te regresan a otra vida pero no aportan a ésta, los recuerdos, las mejoras, los objetos que te mantienen allá.

Y uno se mantiene allá con tales cosas porque cree que su ser está ahí, su historia, su transcurrir, su línea. Pero no. Todos los objetos de momentos vividos no son más que la suciedad que quedó de la experiencia, el lastre, el residuo sólido.

Si, lo sé, aquella escultura que trajiste te recuerda… y mientras vivas ahí no podrás generar nuevos recuerdos, nuevos caminos.

Y no, no les pido que se deshagan, no les pedimos eso, sino que cambien su relación con eso, con aquello.

¿Qué de lo que tienes te encarcela? Eso es lo que no sirve, de eso tienes que liberarte o, al menos, cambiar tu relación.

Piénsalo. Es como si se detuviera la música y hubiera que buscar la silla de cada uno. En este caso, la nueva silla es el pedazo de mundo que resuena contigo, que resuena para ti. Ese pedazo de mundo con el que puedes brillar y generar la nueva humanidad.

Que no, lo lamento, que no es de naves voladoras entrando ni de iluminaciones mágicas, es simplemente de apertura de las tradiciones, de cambios de base, de cambios de economía, creencias, salud y de todo tipo. Más integral, más abierto, más justo, donde aquellos que quieran un trato preferencial lo tendrán, pero será en el sistema anterior.

No hay obligaciones, no hay presiones, no hay por qué hacer nada que no quieras hacer, ahí está el juego, ahí está la idea.

¿En qué crees? ¿Crees en esto que estás viviendo hoy en día? ¿Te gusta?, sigue así! Pero lo que no te convence, no te gusta, te hace ruido es lo que tienes que modificar, es el camino que se abre del otro camino. Y no, no es una apertura radical, no es completamente diferente, justamente lo lindo es que es casi igual! Por eso cuesta tanto.

Esa octava cambiará. Te subas o no. Y, de nuevo y quiero reforzar eso, el subir al tranvía es una decisión tuya y para hacer eso no solo debes querer lograrlo, sino también empezar a caminar y cada vez un poco más rápido hasta acercarte a la velocidad del movimiento nuevo. Es la única forma de no caerse en el intento y de llegar a buen puerto.

Aunque, y llevando la analogía al extremo, habrá seres arriba ayudándote a subir si es que no llegas, si es que piensas que puedes resbalar, pero no habrá seres abajo empujándome para que te muevas, por eso te decimos eso.

Tienes todo para avanzar. Pero para eso hay que sacarse el peso. Y ese es el peso del que te venimos hablando hace un par de años ya. El peso de los recuerdos, de los bloqueos, de los afectos que no contribuyen, de la historia, de los dolores, miedos y tantos otros pesos que traen consigo.

Y se puede.


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