Empatizar.

Tenés que recordar que estás jugando un juego que no es tuyo, que lo hacés por empatía pero que ya se está pasando. No es que los demás merezcan lo que vivan, sino que cada uno tiene su aprendizaje. El tuyo es dejar que se cumpla la voluntad del creador, del universo del gran yo. No tu voluntad, no tu empatía.

Tu recorrido no es el de ellos. Vos hacé tu camino. No entorpezcas, no molestes, no te cruces. Pero tampoco intentes vivir la vida de otros, tampoco intentes parecerte a otros para que estén mejor. Porque no estás preparado para eso y, además, no sirve. No es la forma.

Vos sos vos.

Tu morfología, tu genética o tu alma, son tuyas. No de ellos.

Podes aconsejar, a quien quiera ser aconsejado.

Podés empatizar con quien quiera que sean empáticos con él.

Pero no podés vivir las enfermedades de los demás, porque son su aprendizaje y las van a vivir igual. Y no son el tuyo y también las vas a vivir.

El mundo, si sufre, es porque está en cada uno. No es tu culpa.

Lo que pase con el mundo no es tu culpa ni tu responsabilidad, todos son uno, y como partes diferentes del uno, cada uno hace algo, vive algo, tiene un aprendizaje, que no es el mismo, que no tiene que ser parejo siquiera.

Cada uno tiene un camino. Cada ser humano, cada ser del universo.

Vos tenés el tuyo y es estar bien.

Merecés estar bien.

Merecés ser feliz.


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