Movimientos.

Cada movimiento externo genera movimiento interno. Tus pensamientos o tu cuerpo resonarán con los cambios y no, no es eso lo importante, sino lo que hacés con lo que pasa ahí. Pelear contra los que sentís no es opción. Combatir las sensaciones es como combatir las noticias, no es el problema, es el síntoma.

Y no debés pelear, acordate de las olas del mar, del mecerte sobre ellas. Hay momentos bajos y momentos altos, hay momentos en que surfeás y avanzás dulce y suavemente y otros en los que la corriente te arrastra a donde no querés ir.

No depende de ti y poco puedes hacer ahí.

Pero ¿cómo identifico cuando es el mar quien decide y cuándo soy yo?

Siempre es el mar. Siempre es el mar, siempre eres llevado pro circunstancias ajenas y no, no es que no te hagas cargo, si tenés que hacerte cargo de lo que hacés con eso.

Tu libre albedrío, en este caso, es como te lo tomás, no si podés combatir o no. La idea no es sobrevivir a toda costa, ni defenderte o matar, la idea es qué sacás de eso, qué aprendizaje te queda.

Es así, dice Aitiuh, estás rompiendo el cascarón y fuera está frío, es desconocido y diferente, las articulaciones duelen, tu digestivo empieza a trabajar diferente, es un cambio y todo cambio lleva incomprensiones.

Déjanos guiarte, déjanos enseñarte, déjate llevar.

Escuchate.


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