Ayudar, ayudarse, ayudarte.

¿Cómo puedo ayudar a otros, amigos, que están pasando un mal momento o tienen alguna enfermedad, generalmente provocada por la baja vibración o algún trauma que traen de hace tiempo?

Escuchándolos, escuchándolos para oír qué están pidiendo realmente. Muchas veces piden palabras de apoyo, empatía y no soluciones; muchas veces piden amor, atención y no comprensión de qué pasa, alternativas o salidas prácticas.

¿Hay en realidad ajustes de ascensión que repercuten en nuestros cuerpos? ¿Cómo son, cuáles pueden ser, cómo reconocerlos?

Si los hay, hay cambios y con ellos las cosas se modifican. Pero ojo, siempre los hubo e igual de fuertes. Siempre hubo cambios, adaptaciones y modificaciones, la diferencia es que ahora están en un momento donde lo sienten más porque están más contaminados, más inadaptados al medio donde viven, están intoxicados y los cuerpos están exhaustos.

Lo que se siente no son cambios planetarios en un cuerpo sano, son gritos del cuerpo ante pequeñas modificaciones, pero porque están llenos de toxinas.

La dieta paleo servía en el paleolítico, no ahora. Por eso se les dio la agricultura, e incluso se desarrolló la ganadería para poder generar sus propios alimentos. Pero eso, valía cuando no había tanto químico, pesticida y venenos.

El problema no es el planeta ni las erupciones solares ni el índice KP, sino que están pasados de basura adentro y viven con la alarma preparada para sonar, por eso lo hace a cada minuto en forma de dolor, hinchazón, mareos, presión arterial y así.

Y no hablo de comida nada más, hablo de stress, de ambientes intoxicados, de pensamientos parásitos.

Nadie, ningún Dios, creador o universo puede generar un estilo de vida tan alienante, tan perjudicial. Ni en los experimentos de laboratorio de las ratas suelen hacerse estas cosas. Un experimento puede llevar a una rata a estresarse durante un tiempo. O llevarla a comer mal para ver qué problemas se generan. O inyectarle alguna porquería a ver cómo reacciona o extirparle un pedazo de órgano a ver qué pasa.

¿Pero todo junto? Se dan cuenta que viven comiendo alimentos tóxicos en un medio tóxico mientras consumen ideas tóxicas. Y que las soluciones ante los problemas que aparecen son meterse medicamentos (generalmente tóxicos) que no hacen más que tapar los síntomas y no curar o sino directamente extirpar lo que acusa el maltrato. ¿No es eso sacarse a vesícula, el apéndice, operarse las hemorroides o sacar lo que pueda sacarse?

No, el problema no es planetario, no es del sol, las ondas magnéticas ni nada de eso.

El problema es que anulan todo tipo de posibilidad de curarse, incluso se alejan de la tierra, de poder descargar a Gaia algo de las tantas energías negativas. Se llenaron de “tengos” y no de “soy”, de “debos” y no de “siento”, de palabras y no de amor, de auto maltrato y no de escucharse sinceramente.

¿Cómo puedes ayudar a alguien que no quiere ayudarse? ¿Cómo puedes ayudar a alguien si a gatas llegas a ayudarte a vos mismo?

El libre albedrío es respetar lo que el otro decide. Y el otro siempre decide. No existe no tener opción, no existe el estar tan mal que no lo ve. Siempre se decide.

La parte más difícil del libre albedrío es aceptar. Aceptar lo que el otro decide hacer con su vida sin juzgarlo, sin sufrir, sin enojarte. Y no importa si es tu padre, tu madre, tus hermanos o tu mejor amigo, si son conocidos, tu barrio, un pueblo o tu país.

El libre albedrío es libre albedrío. Y no te queda otra que aceptarlo, agradecer que estás ahí para poder acompañar el proceso del otro, aunque te duela su decisión.

Gracias.

Era eso lo que necesitaba.

Si, lo sabemos.

Gracias.


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