Estuve de viaje unos días y con visitas otros, por lo que no pude actualizarme por estos lares. Y durante este periplo estuve mirando, paseando, fotografiando y dibujando, a la vez que estuve sintiendo, sanando y reviviendo recuerdos.
Esta vez fue muy diferente a las anteriores. El haber viajado vacío (ver post anterior) me permitió sentir al llenar, sentir cómo digería, como se sentía lo que entraba en mi ser. Y admito que mucho no me gustó cómo se sintió. Hasta que aprendí a limpiar, vaciar de nuevo y volver a llenar con lo que sí me sirve, lo que me hace bien, lo que me gusta.
Y a pesar que en este viaje no fotografié muchas, me llamaron la atención las ventanas. Por eso, en este post busqué otras ventanas que tengo en el archivo y me puse a mirarlas. Encontré algunas bellas y arregladas, otras más decaídas, algunas bonitas pero temerosas de ser invadidas, algunas que vieron tiempos muchos mejores, otras con múltiples personalidades y también algunas que mostraban una extrema vida interna.
Comprendí que las ventanas representan a las personas, no sé si solamente a las que las habitan o son como una biblioteca de la humanidad en si misma. Y en estas semanas encontré de todo. Pero no solo eso.
Al tratar con tanta gente diferente, pude ver cómo yo era una ventana distinta para cada uno de ellos. Por eso, en el lapso de esta semana fui algo así como el compendio de fotos que subo en esta entrada. Fui \”en decadencia\” o adornada, con vida o sin vida, mostrando o no mostrando, con múltiples personalidades o amurallado, abierto o lo que sea.
Y quiero suponer que, todo fue desde el amor. Pero me queda claro que, como no puedo ser todo eso, más que una ventana soy un espejo y cada uno fue viéndome como es, como tantas veces se escribió en tantos libros.
Y te pregunto a vos, entonces, si fueras una ventana ¿cómo serías?
No estaría lindo salir a buscar la ventana que te gustaría ser y fotografiarla o pintarla?
Los abrazo.
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