Taller personalizado de fotografía (a distancia)

Mucho tiempo busqué el el taller perfecto para continuar mi aprendizaje en el arte fotográfico. Pero como las personas con las que me hubiera gustado estudiar quedaban fuera por mis posibilidades económicas, durante años dediqué tiempo y esfuerzo leyéndolos, siguiéndolos e investigando qué era lo que ellos leían o a quienes admiraban. Todo esto, más mi formación y experiencia como diseñador gráfico y miles, miles y miles de fotografías tomadas llevaron mi fotografía al momento actual. Hoy estoy hurgando cómo dar el siguiente paso para seguir avanzando en este arte.

Lo que pude comprobar en carne propia es que los aprendizajes (tanto en la vida como en cualquier arte), siguen un patrón de cuestas y terrazas. Aprendemos un poco y luego nos estabilizamos para asimilar lo aprendido, practicar e investigar los detalles. Tiempo después, comienza a llegarnos una sensación de estancamiento, aburrimiento o falta de interés. Es una sensación rara, porque no es lógica. ¿Cómo puede aburrirme la fotografía? Si es algo que desde chico amo incondicionalmente. ¿Ya está? ¿Se terminó? Pero no, lo que suele pasar es que llegamos a una meseta en la que nos quedamos más tiempo de lo que debíamos habernos quedado. Por comodidad. Por conveniencia. Por no habernos dado cuenta que era una meseta o por lo que fuera. La única forma de salir de ahí es comenzando a dar el siguiente paso para ascender un poco más en la cuesta de nuestro aprendizaje. Lo bueno es que depende de nosotros decidir cuándo arrancar una nueva subida o si, en vez de eso, preferimos quedarnos en el nivel que alcanzamos por un tiempo más o para siempre. Hay gente que logra quedarse tranquilo y, admito, a veces los envidio. Pero yo nací buscador y lo de conformarme es algo que parece que me fue vedado.

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Aunque todo esto se aplica a la vida en general, a partir de acá hablaré solo de fotografía. Pero si no sos fotógrafo, hace de cuenta que hablo de tu arte o de tu vida, ya que es lo mismo.

Intentaré llevar a ejemplos tangibles el concepto de cuestas y mesetas porque creo que es importante comprenderlo. Uno empieza jugando con la cámara que se compró o le regalaron. Hace esto por un tiempo hasta que siente que alcanza un techo. Este es el punto donde la gente suele creer que es la cámara o los lentes el que nos hizo llegar a este límite (y piensan que un nuevo objetivo (generalmente es el zoom largo) los hará evolucionar más en su fotografía) o, posiblemente acierten a hacer un curso básico donde puedan aprender fotografía. Este último es el paso correcto. Una vez completado el curso, algunos seguirán fotografiando sólo en los cumpleaños familiares, otros se aburrirán y abandonarán la cámara, pero muchos seguirán su camino practicando, hurgando, probando y compartiendo imágenes por mucho tiempo. Hasta que lleguen al próximo límite.

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Si tuviera que definir lo que uno siente cuando llega a este techo, diría que es cuando uno está conforme con su capacidad y sus conocimientos pero los resultados o el camino en sí no están siendo satisfactorios como lo fueron anteriormente. Se siente que hay algo más allá, pero no se sabe cómo alcanzarlo, cómo avanzar.

Y uno puede quedarse ahí y seguir haciendo ese tipo de fotografía que cosechó seguidores o que lo llevó hasta este momento, por eso el noventa por ciento de la gente que hizo un curso básico no pasará al siguiente nivel. Generalmente porque le bastará con eso, con saber hacer una fotografía correcta, que guste y que cumpla. O, posiblemente, porque no sabe cómo seguir avanzando.

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La pandemia trajo cambios, muchos cambios. Y uno de ellos fue una cuarentena eterna. Principal promotora de cursos, charlas, talleres y reuniones digitales a distancia. En parte por nuestra necesidad natural de comunicarnos, pero también para matar el tiempo muerto en casa, al no poder salir a vivir nuestra vida como estábamos acostumbrados. Fue una explosión de videoconferencias. Hace cuatro meses, casi todos mis conocidos asistían a uno o dos talleres que de otra forma jamás hubieran hecho. Hoy, en noviembre, la cosa aflojó un poco, aunque todavía estemos en este extraño modo de pausa.

Mucha gente me pidió que preparara un taller a distancia, pero sentía que ya había suficientes cursos. Sin embargo, hace unos meses, un conocido que vive en Europa me pidió que viera sus fotografías a ver qué me parecían. Luego de verlas le di mi opinión y de la charla que se generó surgió la idea de que lo ayudara a perfeccionar su fotografía. Fue así cómo fui gestando la idea de armar un taller que se ajusta muchísimo más a lo que siento que puede servirle a la gente y que no tiene nada que ver con lo que suele llamarse un curso de “fotografía avanzada” que es lo que haría una persona que ya hizo el curso básico para seguir avanzando.
Lo que armé no es un curso sino más bien un taller. Un taller personalizado de fotografía. Un taller que te ayuda a salir de la meseta en la que estés estancado para guiarte en los primeros pasos de la siguiente cuesta.

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Porque analizando lo que fue mi evolución fotográfica y la de muchos conocidos, comprendí que hay ciertas partes de nuestro oficio que cuestan mucho más que otros. Hay miedos por un lado, pero también hay mandatos de nuestros profesores anteriores que no nos permitimos cuestionar. Pero no todos los fotógrafos tienen las mismas trabas: algunos amigos no pueden romper las reglas que les inculcaron y por eso jamás se salen de la línea en que caminan, otros nunca terminaron de entender cómo se lee la luz, lo que los lleva a que unas composiciones hermosas quedan opacadas por una iluminación mediocre que las desluce. Y así con todos, porque cada maestro tiene sus reglas y las enseña como verdades absolutas. De estas manías viene la tradición de que no hay que recortar la imagen (hasta ahora sólo conozco a Cartier Bresson con esa impresionante capacidad de no reencuadrar nunca un negativo y que las fotos queden perfectamente equilibradas y sean bellas), o la idea de que si fotografiás en modo Manual sos “más” fotógrafo, así como que cuanto menos retoque es mejor o que conviene tener el último y más caro equipo y otros mitos de esos.
Yo también tengo mis verdades, desde ya, pero intento no evangelizarlas como tales sino como posibilidades, como alternativas. Creo en la fotografía como arte, como forma de expresión, donde todo vale si sos feliz haciéndolo y si podés decir lo que querés decir.

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El taller que ofrezco se basa exclusivamente en ejercicios. Una explicación básica y concisa de qué estamos buscando trabajar, un planteo de ejercicio y a fotografiar. Luego sí, evaluar qué pasó, analizar las imágenes resultantes e ir afinando el lápiz para trabajar en las zonas más flojas o que necesitan más ayuda. Para este taller no se necesitan conexiones rápidas a Internet. Con poder enviar y recibir documentos y disponer de una hora o dos por semana para comunicarnos telefónicamente basta. Al menos por ahora no he necesitado más que eso en los que he dictado.

Como requisito a los interesados pido ganas y tiempo para fotografiar. Al menos medio día a la semana para dedicarse a tomar fotos o para sentarse en la computadora y procesar imágenes. Pero antes de llegar a este paso, necesito ver fotografías y hablar un poco con el interesado para analizar si puedo ayudarlo o no y, si esto fuera posible, de qué manera puedo hacerlo. Luego diseñar el taller específico para esa persona y ponernos de acuerdo en cómo lo llevaremos a cabo.

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Siento que de esta manera sí pasa a ser un taller efectivo. Un curso básico puede darse a veinte personas sin que haya diferencia, ya que están todos arrancando. Lo mismo con un curso básico de los programas que se usan para retoque. En cambio, los cursos avanzados son más complejos porque no todos vienen del mismo lugar, con la misma carga de aprendizaje o de práctica, lo que hace que muchas veces se vuelvan aburridos para algunos de los participantes y muy exigentes para otros. En los dos casos logra que no puedan evolucionar. Por eso el taller que ofrezco es personalizado. Hecho a medida para cada uno.

Si te parece que pueda interesarte o tenés alguna consulta, te pido te comuniques conmigo por medio del siguiente link: \”taller 2020\”. Y si conocés alguna persona que pueda estar interesada, te agradecería infinitamente que le compartieras esta entrada o le avises.

Muchísimas gracias.

Leo


Comentarios

  1. Qué buena entrada, Leo. Hacía rato que no te veía tan inspirado (literariamente, porque tu fotografía siempre es alucinante). Excelente tu emprendimiento, te felicito.

  2. Me gustó la propuesta de avances y mesetas. Veo que es real. Me pasó en mis trabajos, pero en ese momento no lo vi.
    Me gustó la propuesta de los cursos.
    Lo voy a comentar.
    Seguí así.

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