No, no hablo de guita, sino de resultados en el resto de la vida, de salida, de lo que puedo hacer, inventar, crear, contar, hablar.
Porque cada domingo que tengo la suerte de tener acumuladas algunas entradas en el blog de Austin Kleon, hago un viaje por las ideas más insólitas donde, generalmente, hay una o dos perlas de esas que me dejan pensando. Y mucho. Cosas que no había imaginado jamás, como por ejemplo la semana pasada, en la que leí una entrada en la que contaba que febrero de 2020 era un mes cerrado y perfecto (eran cuatro semanas perfectas, de lunes a domingo) y que luego derivó en otras ideas de calendarios surgieron en el tiempo, como por ejemplo la de hacer un calendario que dependiera de la luna, que tuviera trece meses iguales, de 28 días, salvo un día que iría y vendría de vez en cuando (imagino que por los bisiestos) y no recuerdo si tenía otros días intermedios más también o no, así como un calendario de estaciones u otras formas de contar nuestros días. Salvando el hecho de que por un momento imaginé lo horrible que sería cumplir años un lunes por el resto de mi vida y alegrarme que con nuestro calendario actual esto cambie, pensé en la cantidad de información, variada, que Austin entrega en su blog de forma constante.
¿Cómo hostias hace?, me preguntaba hoy antes de encontrarme con una entrada que, justamente, hablaba de esto. Y que como todas las de él, contenía numerosos links a otros escritos suyos (como este) o de otros. Este es el link a su entrada, y ésta está en inglés, desde ya, pero es solo pedirle al navegador que la traduzca y ponerle un poco de onda para ver si te sirve de algo, si te gusta, te mueve de tu burbuja o no.
Pero todo esto que escribí hasta ahora, que ya tiene visos de ser una entrada eterna, no era más que una introducción para contarles que estoy creyendo comprender que fue lo que me estuvo pasando durante el año pasado con la gente, al menos en parte.
Por un lado sentí muchísimo el afecto de la gente en general, de mis amigos y conocidos, no dudo en su amor, en su cariño, apoyo y preocupación por los otros y muchas veces conmigo. No hablo de nada ni nadie en particular, sino que siento el vínculo emocional que nos relaciona. Siento que se preocupan por uno y están pendientes, no critico eso ni lo juzgo, al contrario, lo super agradezco.
Pero por otro lado siento que este mundo moderno está generando una terrible chateza en nuestros cerebros. Años atrás leíamos libros que conseguíamos, que nos prestaban o que comprábamos, veíamos algún que otro programa de tele, generalmente, el que hubiera a la hora que nos sentábamos ante ella, o la película que tocara, o también leíamos algún que otro diario o una que otra revista que cayera en nuestras manos. ¿Mejor ejemplo de variedad que la sala de espera de un consultorio? Ahí podías leer desde una Billiken a una Para Ti, una revista Hola o una de autos, y sólo con suerte enganchabas una de viajes o algo diferente. Pero estabas al pedo, así que agarrabas alguna y la ojeabas. Ahora, fuera lo que fuera, lo que consumías en aquellos años era bastante variado, generalmente con una tendencia, desde ya, pero siempre caía algo más.
Hoy, en cambio, casi ninguno de mis conocidos lee y, si lo hacen leen poco. Casi todos fueron cayendo bajo la influencia del celu y las redes sociales, en lo posible con poca lectura (admito que leer un texto largo en Facebook y en el celu se me pone denso, por eso escribo en el blog y esto mismo lo replico al Facebook para que tengan posibilidad de ir al blog que es mejor para leer), pero no solo eso, sino que cuando vemos algo o escuchamos algo (Spotify, Netflix), así como cuando hacemos algo y buscamos algo nuevo (Google), los resultados son similares a lo que hicimos, vimos o leímos. ¿Por qué?, porque don Google sabe que si vimos algo que nos gustó nos dará más de eso para que “compremos”. Y esto, que no parece malo desde el punto de vista del interés personal de uno o de ciertas situaciones (si estoy buscando una heladera me gusta que me muestre más heladeras), es justamente lo que nos va achatando el cerebro.
Porque no hay cambios, no hay novedades, no hay errores, no hay cabos sueltos, no hay espontaneidad. Si te gustan los perros y hablás todo el día de perros y buscás perros en Google y faveás fotos de perros, tendrás una vida de perros y es obvio que, al juntarnos porque hace mucho que no te veo, no puedas hablar de otra cosa que de los perros. Y yo soy de la idea que el porcentaje de charla de mascotas, en una reunión, no debería pasar del cinco por ciento del tiempo total de la misma. Así como hablar del tiempo (otro cinco por ciento). Podemos darle a política, a pesar que no me gusta, un diez o un veinte, según como venga la semana. Pero déjenme un cincuenta al menos de temas libres, variados, ver qué pasa, qué aprendo, que puedo contar, déjenme asombrarme, crecer, aprender…
Pero no. Vivimos en un mundo que en un aspecto nos sacude pero en otro cada vez nos consiente más. Y eso es lo que veo en el “output” de cada uno en las redes y en la vida diaria. Fotógrafos amigos que fotografían pájaros siguen fotografiando pájaros como hace diez años, y los que muestran fotos de sus hijos también lo hacen, como los que critican al gobierno, siguen igual, y los fanáticos que los defienden ante todo, también. Los egocéntricos siguen hablando de si mismos y de sus mismos maravillosos temas y los peregrinos siguen hablando exactamente igual del Camino. Los que quieren minas en Chubut siguen creando caos para que se necesiten y la gente los apoye y los que están en contra siguen haciendo cartelitos y marchas para que no las hagan. Hace diez años ya. O más. Y ante lo mismo respondemos con lo mismo para que hagan lo mismo y nosotros también y me pregunto, ¿qué puede pasar si consumimos algo diferente?
Aunque algo me guste y sienta que va bien, me gusta buscar nuevos caminos, nuevas posibilidades. Quizás sirvan aunque muchas veces no lo hagan. Pero en ocasiones tienen efectos colaterales que abren nuevos caminos. En la vida como en el arte es así.
Saben que estoy dando talleres de fotografía y les cuento que, por lo que pude ver hasta ahora, la mayor traba en las personas con las que estoy trabajando es la misma: la falta de interés en un tema en particular, la falta de pasión, la falta de imaginación. ¿Cómo puedo fotografiar algo diferente? Interesándote en algo diferente. ¿Cómo puedo escribir algo diferente? Viviendo algo diferente. ¿Como puedo seguir viviendo si hoy, por pandemia o lo que sea, no puedo hacer lo que siempre hice? Haciendo otra cosa. No es tan difícil, salvo que para poder hacer otra cosa, tendrás que inventarla, imaginarla, crearla y, para eso, tendrás que consumir algo diferente a lo que siempre consumiste.
Algo nuevo.
Y cómo se hace?
Empezando.
Si querés salir de tu molde fotográfico o mejorar, avisame y lo charlamos.
Para el resto de las cosas, usa Google. Pero usalo vos, dale bola mientras te convenga y luego seguí a tu aire. Visitá museos virtuales, saltá a Ikea y de ahí a cualquier lado. No compres. No es la idea. Mirá, sentí, leé.
Agarrá un libro cualquiera. Mirá por la ventana. Buscá una playlist de Spotify ridícula pero que pueda sorprenderte. Escucha a tu hijo. O a tus padres. Prendé la radio. Salí a caminar por la ciudad con ojos atentos, si podés y te dejan. Hacete un licuado de hojas de rabanito con banana…
Por eso me gustan los blogs. Cuando veo uno que me gusta lo cargo en un programa, en la tablet (también está en el celu o en la computadora), en mi caso uso Feedly. En él cargo los blogs que me gustan con temas como creatividad, fotografía, escritura, minimalismo, alimentación, interés general, ecología, diseño y otros. Y acá leo según lo que me pinta cada día. Hay veces que tengo más ganas de creatividad y otras de cosas del día a día o de salud o de escritura, qué se yo. Con los podcast hago lo mismo, una aplicación en el celular con diferentes podcasts que escucho durante mi caminata diaria o si estoy trabajando en algo que no necesito mi cabeza. También con la música. Y ni te cuento lo que es mi Kindle, parece que fuera de toda una familia y no de una persona sola.
Lo importante de todo esto es que aumentes la entrada de información y que esta sea más variada, más inesperada, más sorprendente. Eso no solamente te dará una visión más amplia del mundo, sino que te dará mejores ideas y más creatividad para el día a día.
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